Verstappen demuestra porqué es el Rey de la Selva

Por Mauro García Forti

Desde el año pasado, el Gran Premio de Miami se ha convertido en uno de los principales escaparates de la Fórmula 1 para expandirse en el mercado estadounidense. De esta forma, con los equipos rodeados por celebridades y con ceremonias de presentación más típicas de los eventos deportivos del país norteamericano, un ambiente muy distinto reinaba en un paddock más acostumbrado a la calma y a la sobriedad europea. 

A estas alturas del campeonato, contábamos con un Max Verstappen que lideraba la contienda por seis puntos delante de su compañero Sergio “Checo” Pérez, que en Azerbaiyán tuvo un fin de semana perfecto y logró derrotar al joven bicampeón mundial  

Con la batalla entre ambos hombres de Red Bull, llegábamos a un circuito en donde la afición apoyó en su gran mayoría a Checo, ya que la comunidad latina en Miami y la cercanía con México le daban el factor del público al de Guadalajara, que si quedaba por delante del neerlandés en la carrera pasaba a liderar el Campeonato del Mundo de Pilotos por primera vez en su vida. 

Ante esta amenaza hacia su trono y con todos los comentarios que ponían en duda su liderazgo en la escudería de Milton Keynes, Verstappen hizo lo que mejor sabe hacer. 

Durante las tres sesiones de libres, el campeón fue más rápido que su compañero de equipo y se esperaba que se llevara la pole position, pero un error en la Q3 y el accidente de un Charles Leclerc que no encontraba su mejor versión al no ser capaz de adaptarse al caballo salvaje que ha sido el monoplaza de Ferrari estas últimas carreras, condenaron a Max a salir desde la novena posición. 

Mientras tanto, por delante tuvimos un hito histórico al conseguir por primera vez en la historia de esta competición un top 3 hispanohablante, con Pérez logrando la pole, Fernando Alonso siendo segundo luego de hacer una vuelta estratosférica con gomas usadas y Carlos Sainz salvando el honor de Ferrari en el tercer lugar. 

Un resultado tan importante para la fanaticada y los estadistas no pasó desapercibido y de ello también se encargó Alonso, que en rueda de prensa no dudó en hablar en español con los periodistas ingleses y reivindicar el derecho a hablar en esta lengua en la categoría al ser la segunda con más hablantes nativos del mundo. 

Ante este resultado, el Autódromo Internacional de Miami se vestía para la “fiesta latina” al ser muy probable la victoria de Pérez con Verstappen saliendo desde tan atrás, pero mientras que algunos ya celebraban el liderato del mexicano, el holandés con unos planes muy diferentes afilaba los cuchillos para el domingo. 

Los semáforos se apagaron y los aficionados en las tribunas alentaron a sus favoritos en la arrancada, que resultó ser de lo más tranquila en los primeros puestos, no obstante, la tormenta que se había prometido la semana anterior no caía del cielo, sino que llegaba desde la novena posición con la forma de un Red Bull decorado de manera especial y con el número “1” estampado en el nacimiento del morro. 

Verstappen pasaba con una autoridad pasmosa a sus rivales e incluso se permitió el lujo de endosarle un doble rebase para el recuerdo a Leclerc y a Magnussen que será difícil que no lo nombren adelantamiento del mes.  

Max volaba por el trazado estadounidense y, si Alonso predijo que lo alcanzaría en la vuelta 25, el holandés se encargó de contradecirlo pasándolo en la vuelta catorce para llegar al segundo lugar, cosa que después comentarían en el podio entre risas. 

Con Checo no muy lejos, el campeón comenzó a darle caza y al ver esto, Red Bull paró al mexicano para poner gomas nuevas hasta el final. Ante esto, Verstappen siguió volando en la pista a un ritmo que su compañero con ruedas nuevas apenas podía replicar. 

Para cuando Max paró, Checo pasó delante, cosa que los fanáticos celebraron al ver al ídolo “local” de vuelta en la punta, pero el holandés salió justo detrás con neumáticos frescos y el mexicano ya estaba sentenciado. 

Pérez se defendió e hizo todo lo que pudo, pero Verstappen era mucho Verstappen y, con un bonito movimiento en la recta se puso líder de la prueba y se alejó de su rival para alegría de los aficionados vestidos de naranja que esta vez no eran mayoría. 

Con la vuelta rápida en el bolsillo y con mucha calma, el campeón vio la bandera de cuadros, logrando su trigésimo octava victoria en Fórmula 1 y una vez detenido, se bajó del monoplaza celebrando con rabia y haciendo el gesto del fin de semana señalando el número “1” de su monoplaza con un claro mensaje: “no se olviden de quien soy”. 

Luego de esta demostración de poder, donde Verstappen ha aumentado su ventaja a catorce puntos sobre Pérez, nos vamos a una semana de descanso antes de llegar a suelo europeo, donde se esperan grandes mejoras por parte de Mercedes, Ferrari y especialmente Aston Martin. 

Red Bull ha dominado con puño de hierro las primeras cinco carreras ¿Serán las próximas mejoras suficientes para que esta ventaja de los toros se desvanezca? 

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