LOS DESEOS NO PREÑAN

Por Richard Méndez

Cuando la Federación Venezolana de Fútbol hizo el anuncio de Néstor Pékerman como seleccionador nacional para dirigir a la Vinotinto, una ilusión colectiva contagió al país entero. Los recuerdos de Colombia en 2014 permanecían frescos en la retina del fanático venezoano que inmediatamente imaginó a nestra selección logrando un proceso similar. En los resultados el comienzo no ha estado nada mal, dejando de lado las derrotas sufridas sobre el final de la Eliminatoria y un par de triunfos en los amistosos ante Malta y Arabia Saudita permiten considerar que lo deportivo va mejorando de a poco.

Pékerman trajo consigo cambios basados en el entorno del fútbol argentino, que tiene características económicas, de tradición, organización y hasta culturales muy diferentes a las nuestras. Históricamente la estructura de clubes en Argentina ha facilitado el trabajo de divisiones inferiores y para los equipos los jóvenes son activos del club que son preparados porque en el futuro ellos traerán altas ganancias a sus arcas, mientras que en Venezuela las categorías inferiores son prácticamente un dolor de cabeza para las frágiles estructuras de los equipos de la Liga FutVe. Un torneo de reservas siempre es bueno para el desarrollo del talento, pero tiene que existir capacidad económica y operativa, eso en la Venezuela actual solo pueden sostenerla un reducido grupo de clubes. 

La debilidad de nuestro fútbol queda exhibida en los últimos torneos con una gran cantidad de equipos que no pueden pagar salarios y menos mantener todas las categorías menores. En el pasado hubo fórmulas exitosas a la realidad venezolana, como la “Regla del Juvenil” que sirvió para dar roce a los que fueron parte de la Vinotinto Subcampeona Mundial en 2017 en Corea del Sur.

Pékerman llegó para intentar clasificarnos a nuestro primer mundial pero eso no significa que vamos a cambiar nuestras estructuras de la noche a la mañana y tampoco que vamos a tener jugadores como los que tuvo Colombia en el Mundial de Brasil 2014, porque nuestros talentos actuales son de características distintas y por más que se quiere hoy no estamos para parecernos siquiera. Los cambios deben venir pero dentro de nuestra realidad, cualquier cosa que se intente fuera de ahí terminará como el proverbio popular que dice: “Los Sueños No Preñan”.

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