La ciencia avisa: estos son los graves riesgos de hacer demasiado deporte

Por I. Trujillo

Los beneficios del deporte en nuestra salud están sobradamente demostrados por la ciencia pero debemos tener en cuenta que el descanso es tan importante como el entrenamiento y forzar nuestro cuerpo al máximo convierte el ejercicio en algo poco saludable. Una revisión publicada en 2016 en British Medical Journal sitúa los límites del ejercicio saludable entre 1,7 y 2,3 horas al día de actividad física moderada o alrededor de una hora de actividad física intensa. Pero si superamos estos límites, podemos enfrentarnos a graves problemas a medio y largo plazo.

Si la intensidad del esfuerzo ha sido muy grande salen al torrente circulatorio unas células de defensa, los linfocitos, que nos defienden de casi todo. Pero si esa intensidad es muy prolongada, salen otras células, los monocitos, que bloquean la actuación normal de los leucocitos. Además, libera hormonas del estrés como el cortisol que pueden suprimir la función inmune. También la actividad física excesiva genera estrés oxidativo, daño muscular, inflamación, deficiencias al sistema cardiovascular y alteraciones al sistema endocrino, entre otros problemas, según los expertos.

Graves problemas médicos

La aceleración del proceso de envejecimiento nos puede predisponer a sufrir enfermedades como el asma, Parkinson y artritis. Asimismo aumentan los problemas articulares ya que impide la recuperación de los tejidos debido a la falta de descanso entre una sesión y otra. El motivo es que, al hacer demasiado ejercicio, las articulaciones se deterioran al usarlas de forma excesiva, por tanto, partes del cuerpo importantes como son las rodillas, las caderas o la columna pueden resentirse. Otras de las consecuencia aunque parezca increíble es la pérdida de masa muscular. Esto ocurre cuando las personas que están realizando el deporte siguen una dieta hipocalórica; esta combinación hace que no se pierda peso, sino que lo que pierda sea músculo. Los problemas cardíacos o el riesgo de lesiones son otros de los males que podríamos sufrir si nos obsesionamos con el ejercicio.

Como concluye un estudio científico de 2019 que revisa la evidencia científica sobre el ejercicio físico y la actividad inmune, un esfuerzo continuado como correr una maratón genera una respuesta inflamatoria e inmunitaria durante más tiempo y mayor que andar 30 o 45 minutos.

Según dicho estudio, las altas cargas de trabajo de entrenamiento, las competiciones y el estrés fisiológico, metabólico y psicológico asociado a competir están relacionados con perturbaciones inmunitarias transitorias, inflamación, estrés oxidativo, daño muscular y mayor riesgo de enfermedad. El metabolismo y la inmunidad están inextricablemente entrelazados, proporcionando nuevos conocimientos sobre cómo el ejercicio intenso y prolongado puede causar una disfunción inmunitaria transitoria al disminuir la capacidad metabólica de las células inmunitarias.

El riesgo de enfermedad puede aumentar cuando un atleta compite, pasa por ciclos repetidos de esfuerzo inusualmente intenso y experimenta otros factores estresantes para el sistema inmunológico. La gran cantidad de datos epidemiológicos de enfermedades agudas recopilados durante competiciones ha revelado que entre el 2 % y el 18 % de los atletas de élite experimentan episodios de enfermedad, con proporciones más altas para las mujeres y aquellos que participan en eventos de resistencia. Otros factores de riesgo de enfermedad incluyen altos niveles de depresión o ansiedad, participación en períodos de entrenamiento inusualmente intensos con grandes fluctuaciones, viajes internacionales a través de varias zonas horarias, participación en eventos competitivos, especialmente durante el invierno, falta de sueño y bajo consumo de energía en la dieta.

Estas son tres de las consecuencias del “atleta exhausto”:

Deportista exhausto
Deportista exhausto FOTO: ARCHIVO LA RAZÓN

1. Envejecimiento celular

Cuando una persona se ejercita en exceso libera una gran cantidad de radicales libres debido al aumento del consumo de oxígeno, lo cual acelera el envejecimiento celular.

2. Problemas articulares

La falta de descanso deteriora las articulaciones, desgasta el tejido muscular y favorece la aparición de lesiones. Antes se creía –ahora está en entredicho– que las defensas caían tras hacer ejercicio excesivo.

3. Un menor rendimiento cognitivo

Una dosis saludable de ejercicio físico diario ayuda a prevenir el deterioro de las funciones cognitivas. Sin embargo, el ejercicio extenuante impide que algunas funciones cognitivas, como la atención, funcionen bien.

Foto: La Razón

Fuente: www.larazon.es

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