DE LA VENEZOLANADA AL VICTIMISMO

Por Richard Méndez

En Venezuela el fútbol pareciera tener tantos problemas que a veces no todos están dentro de la cancha o en las estructuras de sus clubes, donde son demasiadas las dificultades contra las que hay que batallar en la cotidianidad. Las situaciones que enfrenta nuestro balompié terminan siendo a veces justificadas con expresiones enquistadas en la mente del fanático que ignoran los temas de fondo. 

La mal llamada “venezolanada”, esa palabra que se convierte en el inmediato sello que justifica una acción infantil como el error habitual ligado al gentilicio, pero que ignora la falta de roce a un mayor nivel de competencia y del cual carecen nuestros equipos en situaciones de manejo en partidos internacionales. Táchira fue esta semana víctima de la venezolanada cuando ganaba en Quito 0-1 a Independiente del Valle y de pronto un rebote frontal que daba el arquero Varela encontró la viveza del atacante ecuatoriano que reaccionó antes que su marca para empatar. Un equipo con un poco más de experiencia a otro nivel sabe que debe cuidar esos detalles.

Nuestra capacidad para justificar los reveses llega al extremo de victimizarnos cuando acusamos de inmediato al árbitro de una decisión que es desfavorable para nuestro equipo. Estamos acostumbrados a decirlo con mucho enojo y hasta una dosis de indignación ante la injusticia. Volviendo al partido de Táchira en la Copa Sudamericana también encontramos ese momento para victimizarnos cuando antes del descanso el defensor panameño, Ariano fue a chocar a su rival dentro del área para sacarlo del camino antes de que llegara al balón. No faltó quien se sintiera ultrajado por la decisión del árbitro señalando el punto penal. “Es con el hombro”, “Ese penal no se lo pitan a Brasil ni a Argentina”, “Es un robo” y una larga lista de frases que nos ponen como el pequeño que es perjudicado por la conspiración imaginaria. La verdad es que la acción fue una ingenuidad del defensor que fue a cerrar el paso desplazando a su rival utilizando el hombro contra el rival, lo que no debería confundir al jugador que conoce las normas de este deporte.

“El pasaporte del jugador venezolano pesa”, se ha convertido en la frase preferida para victimizarnos en una injusticia que nuestro compatriota no es fichado por un club élite de Europa, sin considerar que el jugador está mal asesorado por su representante o que simplemente el jugador no está a ese nivel por múltiples motivos que van desde lo deportivo hasta lo disciplinario. Hay casos de jugadores que al llegar a un club en el extranjero pierden la titularidad con alguien que les ha ganado a pulso o en disciplina el puesto en el once, pero preferimos pensar que el entrenador la tiene agarrada con el venezolano y por eso no le dan oportunidades.

Si queremos progresar debemos empezar a prestarle atención a las causas reales y no justificarlas en la “venezolanada” ni el victimismo. Urge entender desde el fanático hasta los actores del fútbol que si se falla a nivel internacional por ingenuidades tiene que ver con la falta de trabajo a ese nivel de exigencia. Necesitamos comprender que si un jugador es indisciplinado no podemos pensar que no lo fichan en Europa por tener pasaporte venezolano, la causa real es otra. Entendamos como funciona el reglamento para no decir que nos está robando. Debemos acostumbrarnos a ser nuestros primeros críticos y atacar directamente las causas de nuestras deficiencias, solo así podremos competir mejor en el futuro.

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