¿ASÍ CÓMO SE PUEDE GANAR?

Por Mauro García Forti

Tras otro fin de semana para el olvido en Azerbaiyán, Ferrari está ochenta puntos por detrás de Red Bull en el Campeonato de Constructores. Y Charles Leclerc, su gran apuesta para asaltar un título mundial de pilotos que se les escapa desde 2007, está tercero a treinta y cuatro puntos de distancia de Max Verstappen.

Después del brillante inicio de la temporada con el doblete en Baréin, las sonrisas relucían en el equipo del “Cavallino Rampante”. Con un coche muy bueno que no mostraba ningún signo debilidad y una alineación en el muro de ingenieros que a diferencia de otros años mostraba confianza y solidez, los transalpinos aspiraban a todo. Sin embargo, con el paso de las carreras todas esas fortalezas se han desvanecido.

El monoplaza sigue siendo muy competitivo, sobre todo los sábados, donde un Leclerc intratable se ha llevado seis de las ocho poles que se han disputado. A pesar de ello, los italianos sólo han podido materializar la victoria en dos carreras.

El fracaso de los de Maranello tiene tres ramas: la falta de fiabilidad, los fallos de estrategia y los errores de pilotaje.

El motor del que tanto se esperaba a principios de temporada sigue siendo muy eficiente, pero esa indestructibilidad que parecía tener ha terminado siendo un espejismo con los dos abandonos de Leclerc mientras lideraba en España y en Bakú. Significando esto dos ceros para el monegasco cuando tenía el triunfo en la mano.

La confianza en los estrategas del muro de ingenieros ha regresado a índices mínimos tras el desastre en Mónaco, donde tiraron a la basura un doblete cuando se equivocaron en los llamados a parar en boxes, lo que supuso la pérdida de valiosos puntos y el primer puesto en casa de Charles.

Y ni siquiera los pilotos se salvan, los errores de pilotaje han sido frecuentes y el claro protagonista ha sido un Sainz que no termina de sentirse cómodo con el coche. El español acumula tres DNFs, uno por culpa propia, otro por mala suerte y el último por problemas mecánicos. Tampoco hay que olvidarse del fallo en España que le costó el podio. Desde el lado de Leclerc, destaca cuando perdió el podio en Imola tras un error claro que lo llevó contra las protecciones.

Sólo llevamos ocho carreras y el campeonato es largo. Quedan todavía quince pruebas donde podrían darle la vuelta a la situación, pero muchos aficionados ya ven perdida la lucha al haber visto cómo desaparecía la ventaja con los austriacos y ahora se quedan muy por detrás.

Recuperar la distancia perdida será muy difícil, mejorar en todo lo que están fallando puede tardar un tiempo que puede que no tengan y deberán esperar a que sus rivales cometan algún error que les permita reengancharse a la persecución de los títulos.

Ferrari tiene los medios, los recursos y el talento necesario para recuperarse rápidamente, todo dependerá de que se tomen las decisiones correctas y de que remen todos en la misma dirección para recuperar la moral, de lo contrario el barco se les hundirá.

Todavía hay esperanza en las filas rojas de poder lograr cosas grandes este año, pero la esperanza sola no gana campeonatos.

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