PELIGRA LA PAZ EN RED BULL

Por Mauro García Forti

Tradicionalmente, en la Fórmula 1 los grandes equipos que se disputan el campeonato del mundo han tenido una jerarquía claramente establecida entre sus pilotos.

El primer piloto es el más rápido, que toma el rol de líder y es el que lucha por el campeonato de pilotos. Luego tenemos al segundo piloto, que toma el papel de escudero y presta ayuda a su compañero para lograr la mayor cantidad de puntos posible para el equipo.

Hemos tenidos claros ejemplos de esta jerarquía como la dupla Schumacher-Barrichello a principios de siglo en los años de dominio de Ferrari o Hamilton y Bottas en los últimos años de dominio de Mercedes en la era híbrida.

Pero, ¿Qué pasa cuando ambos pilotos tienen libertad de competir entre ellos por el campeonato?

Los equipos tratan de que esta situación no ocurra, pero si hay un equipo que históricamente no ha parado de dispararse en el pie en este contexto ha sido McLaren, que a lo largo de las décadas algunas de sus parejas de pilotos han protagonizado varias de las rivalidades más famosas de la competición, como fue el enfrentamiento entre Senna y Prost a finales de los ochenta o el duelo entre Hamilton y Alonso en 2007.

Otro ejemplo podría ser el fin de la amistad entre Nico Rosberg y Lewis Hamilton en los primeros años de dominio de Mercedes. Estas situaciones provocaron guerras internas en los equipos, que tendrían que afrontar cambios drásticos para corregir las rencillas entre sus propios mecánicos e ingenieros.

Para evitar estos errores del pasado, en los últimos años lo más común es que los equipos punteros sigan la jerarquía de primer piloto y segundo piloto, de esta manera llegamos al caso del equipo Red Bull.

Luego de la salida de Daniel Ricciardo del equipo a finales del año 2018, la idea de los austriacos era clara, Max Verstappen sería el líder del equipo a partir del año 2019 y el segundo piloto colaboraría con el neerlandés para conseguir el máximo número de puntos para el equipo.

Sin embargo, el rendimiento de Pierre Gasly y posteriormente el de Alex Albon, que venían del programa de jóvenes pilotos de Red Bull, fue decepcionante en las temporadas 2019 y 2020. Por lo que decidieron apostar por un piloto con experiencia para el 2021 y decidieron fichar a Sergio “Checo” Pérez.

El año pasado, el mexicano desempeñó bien su labor como segundo piloto. Estaba claramente detrás de su joven compañero de equipo, pero lo ayudó a llevarse el campeonato con buenas actuaciones entre las que destaca la gran defensa que realizó ante los ataques de Hamilton en la última carrera en el Gran Premio de Abu Dabi.

De esta manera llegó el 2022 y el cambio reglamentario trajo una nueva realidad para el equipo de la bebida energética.

Verstappen sigue siendo más rápido y con cuatro victorias lidera el campeonato, pero Pérez está muy cerca. Tras la polémica orden de equipo que le dieron en España, por la que a regañadientes tuvo que cederle la primera posición al neerlandés y la victoria en Mónaco hace dos semanas, la distancia entre los compañeros de equipo se ha reducido a quince puntos.

Esto supone una difícil situación para Red Bull, que manejaba con comodidad la relación entre ambos pilotos. Una victoria de Checo este fin de semana en el GP de Azerbaiyán lo colocaría a menos de diez puntos de Max.

Desde el equipo han dicho que permitirán a sus pilotos competir, pero en el paddock hay quienes son reacios a creer este comunicado al ver la estricta gestión de los corredores por parte de la escudería de Milton Keynes.

¿Es este el inicio de una guerra entre los toros o sólo es una ilusión?

Dejar un comentario

Debes iniciar sesión para publicar un comentario.