MBAPPÉ LOS DEJA VESTIDOS Y ALBOROTADOS

Por Richard Méndez

Desde 2017 Florentino Pérez ha estado rondando a Kylian Mbappé, aquel mercado de verano se había reportado en varios medios franceses la existencia de un acuerdo entre el Mónaco y el Real Madrid, aunque por esos días de agosto el propio presidente del club “merengue” insinuaba que el entorno del jugador ya habría recibido una prima por el fichaje de manera anticipada. Mbappé se fue al PSG y Florentino se quedó con las ganas de llevarlo a Madrid. 

Kylian jamás ocultó que desde niño soñaba con vestirse de blanco y jugar en el club más ganador de la Champions League, su admiración por su escudo y su historia en cierta manera eran la carnada para que aceptara lo ofrecido por Florentino, entonces todo empezó a cambiar y a final de esta semana se comenzó a desvanecer el optimismo que se veía en el madridismo y las noticias en cuentas verificadas reportando que el jugador decidió escuchar la última oferta parisina, una tan buena que difícilmente pueda rechazar.

Con veintitrés años Mbappé está seguramente forrado en plata, habiendo asegurado el futuro de su familia con lujos garantizados hasta el final de sus días, ¿Pero a qué costo? El joven atacante transita en una liga que con alguna que otra excepción no le representa mayores retos y competencia. Su ascenso como jugador se desacelera en un torneo que no le exige como si estuviera en algún equipo de jerarquía en una liga con mejor nivel. Mbappé está sacrificando convertirse en una gran leyenda de este deporte a cambio de acumular riquezas y eso no es criticable, lo criticable es desaprovechar una carrera enjaulado en una liga de muy poca competencia.

En el pasado jugadores legendarios como Zidane, Platini o Benzema dejaron la Ligue1 por la Serie A o La Liga, aunque siempre con jugosos contratos también llegaban a ligas donde crecieron exponencialmente y por eso entraron en la historia entre los mejores futbolistas. La diferencia de los tiempos que vivimos el jugador permite la seducción por la  vía del dinero y por eso carreras que eran brillantes se esfuman en clubes del Medio Oriente o de China donde se convierten en el olvido del fútbol de élite y terminan sus carreras sin cumplir la promesa que llegaron a ser algún día. Jugar en Francia siempre será mejor que hacerlo en Asia pero mucho peor y menos competido que estar en España, Inglaterra o Italia.

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