El campeón impone su ley
Por Mauro García Forti
Se acabó la espera, el circuito de Portimao en Portugal fue la sede del inicio de una nueva temporada de MotoGP repleta de cambios.
Para empezar los sábados ahora son más largos, ya que siguiendo el formato de competiciones como la Fórmula 1, el día anterior a la carrera tiene lugar un Sprint. Una carrera corta en la que se dan puntos a los nueve primeros. No obstante, a diferencia de la categoría reina del automovilismo, el Sprint no afecta al orden de salida del día domingo, por lo que la clasificación anterior a la corta carrera sigue manteniendo su importancia.
Por este motivo, el sábado por la mañana Marc Márquez demostró ser el más listo de la clase y con una Honda que no está para pelear por los primeros puestos logró hacer la pole position luego de que tomara el rebufo de la Ducati de Enea Bastianini.
Márquez fue la única excepción en el mar de Ducatis, que ocuparon las primeras posiciones capitaneados por un Pecco Bagnaia que partía en segunda posición. Las motos arrancaron y a pesar de que Márquez aguantó las primeras curvas, ya el enjambre de moto italianas se iba formando detrás de él. Una vez que llegaron a la recta, las Ducati pasaron como aviones a la Honda, que comenzaba a mostrar sus carencias.
Con un nuevo liderato de la prueba, la Aprilia de Miguel Oliveira y la KTM de Jack Miller hicieron su aparición, destacando la cabalgada del australiano, que llegó en poner en apuros a las Ducati.
Sin embargo, Bagnaia se recompuso, pasó a Miller adelantó también a Jorge Martín y comenzó a comandar la carrera.
De esta manera, el italiano se llevó la victoria en el Sprint seguido de Martín y de un Márquez que con una espectacular pasada superó a Oliveira y a Miller en la misma curva.
Llegado el domingo, Bagnaia no dudó en la salida y ya en la primera vuelta se puso primero, una posición que no soltó a pesar de todos los pilotos que estuvieron detrás de su rueda trasera.
Márquez se llevó por delante a Oliveira y a Martín, acabando su carrera y la del portugués. Martín pudo continuar, pero perdió mucho tiempo y no pudo pelear por la victoria.
El que sí salió muy bien y acabó siendo el compañero de viaje del campeón del mundo fue Maverick Viñales, que con una salida estratosférica de su Aprilia se puso en el grupo de cabeza y no paro de presionar a la Ducati número 1 de Bagnaia, llegando incluso a poner en peligro el liderato del turinés en varias ocasiones.
Por detrás teníamos el grupo que peleaba por el último escalón del podio, donde las Ducati de Marco Bezzecchi, Álex Márquez y Johann Zarco se enfrentaban a la KTM de Jack Miller y a Aleix Espargaró. La lucha fue encarnizada, pero el italiano del equipo de Valentino Rossi consiguió poner tierra de por medio y aguantar una distancia corta.
Finalmente, calmado y sólido, Bagnaia frenó los intentos de Viñales y cruzó la línea de meta en primer lugar, demostrando que el de este año es un Pecco más maduro que buscará mantener su dorsal número “1” otra temporada más, dominando el fin de semana y, sobre todo, siendo muy regular en cada sesión.
El italiano en combinación con la poderosa Ducati GP23 son la clara apuesta para llevarse este campeonato. Y si siguen las cosas como en esta carrera, parece que solamente otro piloto de Ducati o una sorpresa de las Aprilia podrán alejar a Bagnaia de su segundo título en la categoría reina del motociclismo.