COMO SI FUERA UNA PELÍCULA
Por Nelson Muñoz
@nelsonrafael013
Quizás muchos se imaginaron que la final del Clásico Mundial de Béisbol iba a ser entre dos de las potencias más importantes de este deporte, Estados Unidos vs. Japón y al final fue así, dos antiguos campeones de este torneo y que se verían las caras por primera vez en una gran final.
La emoción y tensión se sentía en el Loan Depot Park de Miami, Florida, un encuentro que fue marcado por las pequeñas cosas y que su marcador final así lo determinó.
Definitivamente el béisbol es mágico y esta final pareciera haber sido escrita por un guionista de Hollywood, dos de los mejores jugadores de la actualidad, para unos el uno y dos de la MLB se enfrentaría representando a sus naciones.
Mike Trout uno de los jugadores más completos de la actualidad y quien es comparado con Barry Bonds y Ken Griffye Jr (su coach en el WBC). En el otro lado de la acera su compañero de equipo de los Angelinos de los Ángeles de Anaheim, Shohei Ohtani, comparado con nada más y nada menos que Babe Ruth.
Para muchos Trout es el mejor por los números que ha dejado, porque posee las cinco herramientas; para otros Ohtani, por su versatilidad de lanzar y batear cuadrangulares de forma constante.
Siempre quedará en la subjetividad de cada quien, pero de algo si estamos claros y es que definitivamente los dos son unas súper estrellas y que ese noveno inning fue de leyenda de película.
Noveno capítulo, pizarra 3 × 2 a favor de los asiáticos, con dos outs, lanza Ohtani ante Trout. Un turno que quedará marcado en la historia y que nadie se imaginó que ambos se iban a ver en el último turno del Clásico Mundial. El bate de Trout significaba el empate y Ohtani lo tenía claro, conocía muy bien a su rival y por eso no le lanzó nada fácil. Tanto así que Mike no conectó siquiera un foul. Shohei terminó ponchando a su compañero de club para acabar, no sólo el inning, sino el torneo y darle el tercer título a Japón.
Mientras se daba la celebración de los nipones, en algún momento pensé que Trout le iba a entregar la medalla o el trofeo de jugador más valioso a Ohtani, no pasó, pero si yo hubiera sido el escritor de ese guión lo hubiera puesto así, como si fuera una película de Hollywood.