Ferrari SF-23, una máquina para enamorar a los “tifosi”
Por Mauro García Forti
El año pasado tuvimos otra temporada decepcionante para Ferrari, lo que comenzó tan bien acabó en el desastre total y una vez más la desesperación de los tifosi por ver ganar a su equipo apareció por decimoquinta vez consecutiva.
Luego de la humillación propinada por Red Bull el año pasado, un cambio de mentalidad era necesaria y desde luego la casa de Maranello no ha perdido el tiempo.
Para empezar, la llegada de un carácter como el de Frédéric Vasseur era muy importante. El equipo necesitaba un verdadero Jefe de Equipo y, a pesar de que Mattia Binotto es uno de los ingenieros más brillantes del paddock, su sustitución como cabeza de la Scuderia era necesaria.
Ferrari no puede estar satisfecha con sólo tener un monoplaza veloz, es un pensamiento que va en contra del ADN de la estructura italiana si recordamos las palabras “todo lo que no sea ganar para Ferrari es un fracaso” que solía decir Luca Cordero DI Montezemolo, expresidente de la marca.
Muchos cambios fueron anunciados por el nuevo jefe del equipo para lo que será un año muy importante para los del “Cavallino Rampante”, donde deberán volver a convencer a unos fanáticos desanimados del año anterior que se niegan a creer que los bólidos rojos sean capaces de llevarse los campeonatos de vuelta a Maranello dieciséis años después.
Para lograr este objetivo, la escudería no pudo haber elegido una fecha ni un escenario mejor, un catorce de febrero en el Circuito de Fiorano, justo al lado de la fábrica de Maranello.
Allí se citaron a varios cientos de afortunados “tifosi” en una tribuna y con una interpretación a viva voz del himno italiano, demostrando que son la representación de la cultura latina en una competición tan británica comenzó la que es la mejor presentación de un nuevo monoplaza en los últimos años.
Tras unas cuantas palabras por parte de las estrellas, Charles Leclerc y Carlos Sainz y del nuevo comandante de la Scuderia, llegó el momento de ver la nueva bestia roja.
El SF-23 es una evolución del F1-75 del año pasado, un diseño continuista de una buena base que tratará de resolver los problemas de su predecesor y de superar al RB19 de Red Bull y al W14 de Mercedes.
Hay pequeños cambios que saltan a la vista, tenemos un rojo más vivo, así como también un morro más corto que el del año pasado, un alerón delantero con un diseño parecido a una patentado por Mercedes que fue ilegalizado por la FIA y vemos como las tomas de aire de los pontones cambian ligeramente, así como la profundidad de los mismos, que ya no son tan excavados como el año pasado.
También destaca el adelgazamiento de la carrocería que muestra el trabajo de los ingenieros para conseguir unas líneas más finas en el monoplaza. Otro secreto en el que se basará el triunfo o la derrota será el motor.
El año pasado debido a problemas de fiabilidad el motor tuvo que ser capado para evitar más abandonos por lo que será importante que estos problemas desaparezcan si los italianos quieren tener opciones de luchar por el título.
No obstante, a los emocionados “tifosi” les esperaba una sorpresa más.
Las cámaras se dirigieron al pequeño garaje del circuito, el motor Ferrari rugió y Charles Leclerc subido al nuevo monoplaza salió a dar sus primeras vueltas a la pista ante la alegría de los aficionados.
Unos pocos minutos después y luego de que Leclerc saludase a la tribuna, el SF-23 volvió al garaje para ser probado por Sainz.
Ferrari desde luego ha conseguido enamorar a sus fanáticos, nuevamente trayendo la ilusión a la fanaticada más grande de la Fórmula 1, pero la temporada es larga y del amor al odio hay un paso.
¿Será finalmente este el año de la victoria?