Ferrari y Tesla tienen una idea loca en común: chorros de gas para sus deportivos
Por Diego Gutiérrez
Conseguir mejores prestaciones en cada nuevo modelo es una de las razones de ser de Ferrari (aunque no la única, por supuesto). La turboalimentación es una manera de conseguir más potencia en un motor de combustión; añadir uno o varios motores eléctricos para conformar un sistema híbrido permite hacer Ferraris de más de 1.000 caballos; pero la última patente de Ferrari que se ha publicado pone de manifiesto una idea diferente y bastante loca, una idea que comparte con el Tesla Roadster.
Aunque se registró en diciembre de 2019, la patente de Ferrari para un "coche de altas prestaciones con impulsores de gas" se ha publicado recientemente. En ella, la firma italiana plasma una idea que puede resultar familiar del Tesla Roadster, si bien Tesla no registró ninguna patente al respecto, al menos que se sepa. Se trata de varios cohetes propulsores repartidos en diferentes zonas del coche y que sirven para aumentar la aceleración en momentos puntuales, aunque Ferrari tiene varios enfoques.
La solicitud de patente describe un «vehículo de carretera (automóvil o motocicleta), que está provisto de un tanque de aire comprimido y con impulsores de gas conectados al tanque de aire comprimido». El objetivo es claro: aumentar las prestaciones del automóvil en cuestión, aunque en Ferrari van mucho más allá y quieren utilizarlo incluso para corregir desestabilizaciones del vehículo, evitar vuelcos o mitigar la fuerza de impacto en caso de colisión inminente.
El sistema de Ferrari cuenta con varios de estos impulsores de gas, cada uno de ellos con varias toberas o boquillas. La patente describe cinco toberas o boquillas por cada propulsor, cada tobera de diferente tamaño. La idea es que cuando el depósito esté lleno y la presión sea muy alta, se pueda utilizar un pequeño orificio para conseguir la fuerza necesaria, que Ferrari estima en unos 5.000 newtons de media (puede llegar a 6.000). Cuando el tanque está más vacío y la presión es más baja, el sistema cambia a una boquilla de mayor diámetro para entregar la misma fuerza, aunque con un impulso más breve. De esta manera, se puede lograr un impulso constante durante un período de tiempo más largo. Cabe mencionar que los propulsores de gas son de un solo uso, según indica el documento.
Los propulsores de chorro no sólo aumentan la aceleración en línea recta. Gracias a varios propulsores situados en los bajos del coche, permiten generar carga aerodinámica gracias al efecto suelo (efecto Venturi). Al hacer pasar grandes volúmenes de aire entre el piso del vehículo y la carretera, funcionaría como un coche con ventilador (como el GMA T.50, por ejemplo) pero sin equipar un ventilador.
El sistema tiene más posibles funciones. Por ejemplo, si el coche pierde agarre, corre el riesgo de volcar o está a punto de chocar con un obstáculo frontal, los propulsores de gas entran en funcionamiento para generar un empuje adicional (orientado transversal, longitudinal o verticalmente) con el fin de estabilizar o frenar el coche tanto como como sea posible. La unidad de control determina, en función del estado de movimiento del vehículo, cuándo activar cada empujador y con qué fuerza de empuje neumático en cada uno.
¿Cómo funciona?
El sistema de Ferrari utiliza un tanque de aire y un compresor, que puede ir acoplado al eje delantero o trasero del coche. El compresor trabaja en conjunto con un intercambiador de calor para mantener la densidad del aire lo más alta posible. Este sistema permite que el compresor sea utilizado también como un sistema de recuperación de energía cinética, utilizando la energía de las frenadas para comprimir el aire almacenado. También se puede utilizar un sistema de llenado externo, aunque esto limita la eficacia del sistema.
Cada uno de los propulsores de chorro está conectado al tanque de aire comprimido. Un sensor de presión determina la presión dentro del tanque de aire comprimido y, en función de la presión disponible dentro del tanque, la unidad de control electrónico activa unas u otras boquillas de manera ordenada para generar el empuje deseado. Cada boquilla de los propulsores tiene una electroválvula para controlar la apertura y el cierre, y por tanto el chorro que sale (o no) por ellas.
Los propulsores de gas son muy pequeños y, por tanto, su integración en el coche «es relativamente sencilla», según Ferrari. El depósito de aire comprimido, aunque es de mayor tamaño, se puede montar fácilmente también. Todo este sistema, aparentemente muy complejo, sólo añadiría unos 40-45 kilos de peso, según Ferrari.
errari deja abierta la posibilidad de usar el sistema con combustibles líquidos. «De acuerdo con una posible utilización diferente, los propulsores de gas no funcionan con aire comprimido sino que (...) se alimentan con un combustible líquido (típicamente, el mismo combustible líquido que alimenta [el] motor térmico de combustión interna)». Dicho de otra manera, Ferrari podría usarlos con gasolina, convirtiendo estos propulsores en un pequeño motor a reacción simplificado (un pulsorreactor), en los cuales la combustión de la gasolina genera un empuje.
Foto: Ferrari
Fuente: www.hibridosyelectricos.com