LA GUAIRA SIN ACUÑA
Por Nelson Muñoz
@nelsonrafaeel013
Año tras año hemos ido viviendo las llegadas y las deserciones de algunos jugadores con etiquetas de Grandes Ligas, unos vienen y juegan hasta el final o sólo nos regalan unos pocos partidos pero cumplen con el público.
Este año vimos desfilar desfilar a Salvador Pérez, claver Torres, Rougned Odor, Eugenio Suárez y Ronald Acuña. Todos ellos jugaron pocos partidos en la ronda regular, pero sólo Acuña regreso a la final, una final con ansias de triunfo para dos de los equipos que tienen más tiempo sin alzar la copa.
Equipos con rivalidades muy fuertes, rivalidades de estadio, rivalidades de ciudades, rivalidades de cinco finales anteriores donde los Tiburones han ganado en tres ocasiones y los Leones en dos.
El público venezolano es un público muy fuerte, es un público de fanáticos pero poco de ellos y es una pequeña minoría la que se encarga a veces de sabotear el espectáculo, lo hemos vivido con jugadores que han recibido insultos y hasta objetos que lanzan al terreno, siendo una falta de respeto en toda su expresión.
Pero si hay algo en lo que un jugador con calidad de estrella y profesional debe aprender a lidiar es con ese tipo de público, y aunque el público es quien pague la entrada y de allí se saquen los sueldos de estos peloteros, eso no les da derecho a insultar, ni agredir a ningún ser humano, sin embargo siempre estarán allí y la madurez es lo que nos va a dar esa experiencia para surfear mejor la ola.
Después de lo ocurrido en el segundo juego donde hubo una riña entre fanáticos y familiares de Acuña, el grandeliga de los Bravos de Atlanta decidió no jugar más en la Lvbp, una decisión aceptada y válida, pero que más allá de lo ocurrido quien sale perjudicado no sólo son sus seguidores y su equipo desde el aspecto moral.
A veces como seres humanos debemos también aceptar las consecuencias de nuestros actos, y si provocamos a un público debemos esperar que ellos reaccionen. No sé si he visto muchas o pocas finales pero sí sé de un público exigente y siempre he criticado que la exigencia no puede caer en la falta de respeto y el abuso, pero tampoco vi a estos grandes luchadores y fajadores abandonar a sus equipos por algún insulto.
No soy quién para opinar, ni para juzgar, pero si yo hubiera vivido esa situación, mi exigencia debería ser hacia la liga y hacía el equipo, de proteger la integridad de los familiares que me vendrían a ver y a disfrutar del show, y más allá de eso, de todos los que asisten a un estadio.
Aunque no me gusta mucho el estilo de juego de estar gozándose cada acción en contra, es válida y es respetada, es un estilo de juego y punto, y de algo estoy seguro que más allá de qué no estoy de acuerdo con ese tipo de acciones, disfruto mucho que en el béisbol venezolano hayan jugadores como Acuña que vengan a demostrar su talento.
En el tercer juego de la final muchos esperaban que Acuña reflexionara y que quizás en una decisión tomada con las emociones muy en alto, pudieran haber sido bajadas pero en efecto eso no ocurrió, La Guaira alineó sin Acuña y al final los Tiburones se llevaron su primer juego de la final.
Amanecerá y veremos si a los escualos en los siguientes juegos podrán conquistar el cetro sin Acuña. Solo creo que por el bien del espectáculo todos debemos poner de nuestra parte: los jugadores, el equipo, la liga, los periodistas y los fanáticos para que haya un mejor espectáculo.