La psicología y el rendimiento deportivo, un tándem indispensable
Por Redacción
En Tokio 2021 hubo un cambio de paradigma en el deporte internacional cuando Simone Biles y Naomi Osaka visibilizaron la importancia de la salud mental en un ámbito tan exigente. Recientemente, podemos hablar de Nadal, Muguruza... ¿Qué pasos debe dar el deporte profesional para que se normalice la salud mental como algo prioritario?
El deportista de élite, nos explica el psicólogo José Martín del Pliego, por sus características, genera una sobrecarga emocional desde su infancia. "El hecho de que aparezca sintomatología, que incida no solo en el rendimiento deportivo, sino también que este problema sea admitido, reconocido y tratado, como cualquier otro problema de salud que aparece en la vida del atleta, ayuda a que todos seamos más conscientes de que estas personas no son inmunes a las mismas cosas que sufrimos todos".
En esta línea, "cada vez son más los deportistas que aparecen en los medios, admitiendo el problema y volviendo a la competición con muchos más recursos y apoyo social del que tenían antes, mejorando así sus prestaciones profesionales y personales".
¿Cuándo debe intervenir un psicólogo en la práctica deportiva?
El deportista profesional se ve obligado a tener un nivel muy alto de autoexigencia y rendimiento desde una edad muy temprana. Deja de tener una evolución madurativa como la de otros niños, y su vida es colegio, entrenamientos y competición. Todo ello, unido en ocasiones, a un entorno familiar y entrenadores que les presionan para sacar lo mejor de ellos. La vida del profesional deportivo es corta y eso obliga a buscar los mejores resultados cuanto antes.
La intervención del psicólogo, por tanto, se hace necesaria cuando la actividad interfiere en la salud mental o viceversa. Según José Martín del Pliego, "pueden aparecer derivados de la ansiedad, depresión o sintomatología de estrés. La presión también puede activar partes con dolor de la personalidad del deportista que estuvieran ocultas pero que se activan al mantener el estrés durante tanto tiempo”.
En otras ocasiones, prosigue, "el psicólogo, ayuda con herramientas a mejorar el rendimiento, aunque no exista una patología previa. En este caso solo se trataría de adquirir mejores habilidades emocionales o conductuales para competir aún mejor".
Personalización
En realidad, matiza el experto, no es necesario que el deportista acuda al psicólogo en todos los casos. "Es habitual que se trabaje en determinados periodos de tiempo, en búsqueda de mejorar áreas de la competición. Sin embargo, hay deportistas que viajan siempre con su psicólogo porque le genera una mayor seguridad o porque en ese periodo personal se encuentren más agitados y viajan juntos, si esto es posible, a los lugares de competición".
En ocasiones, si el problema de salud mental es importante, se aleja al deportista de su actividad para que pueda regresar recuperado y evitar que pueda aparecer una "retraumatización" que haga más importante el problema.
¿Y qué hacer con los bloqueos?
Los bloqueos emocionales, por otra parte, son un derivado de ansiedad que se produce en nuestro sistema nervioso cuando nos exponemos a situaciones en las que no somos capaces de dar ningún tipo de respuesta. Nos quedamos congelados, en blanco, paralizados y cuanto más esfuerzo hacemos por salir de este estado más complicado se hace poder hacerlo.
Hay un espectro, explica Martín del Pliego, "desde un ligero bloqueo, hasta el más intenso que puede acabar en desmayo. Entre medias nos podemos encontrar distintas intensidades, algunas muy incapacitantes para poder tener un rendimiento deportivo. En mi caso, como no es un tema de manejo de pensamientos, sino de un tipo de respuesta del sistema nervioso, trabajo técnicas que trabajan con el incosciente como la hipnosis o el Brainspotting, que ayudan a salir de la congelación, procesar sus causas y liberar esa alerta que quedó grabada en nuestro inconsciente”.
Aparte de las áreas más habituales, como pueden ser rendimiento, salud mental o manejo del estrés, los psicólogos se están incorporando al trabajo en recuperación de lesiones. Todo lo que nos ocurre a lo largo de nuestra historia, relata el experto, "se graba en el cuerpo, es nuestra caja negra en la que todo queda registrado. Esto hace que tras la recuperación el cuerpo se defienda para evitar aquello que tiene grabado como traumático y puede afectar a los movimientos naturales que el atleta hace en su deporte. Esto ocurre de manera inconsciente, así que la persona no termina de saber si la lesión esta recuperada porque no compite como antes".
¿Hay más exigencia en unos deportes u otros?
Lo que cambia es el tipo de intervención dependiendo del tipo de deporte. Para Martín del Pliego, en los deportes de equipo, "el deportista está más cubierto y cuidado por el grupo, que le da seguridad y apoyo. Suelen por eso disponer de psicólogos que intervienen de forma más conjunta y de forma personal cuando se da el caso".
En deportes individuales, por el contrario, "donde el deportista se tiene que enfrentar solo a la competición, o aquellos donde la precisión es fundamental, puede aparecer mas necesidad de ayuda". Hay que recordar, sin embargo, "que somos animales gregarios y nos regulamos emocionalmente en compañía de otros. El que compite solo no tiene esa ventaja y puede verse más afectado por lo emocional. Resultados, lesiones, crítica… todo le afecta mucho más”, apunta el psicólogo.
El golf fue pionero en esta área hace muchos años y la influencia del psicólogo deportivo se fue extendiendo a todos los deportes.
A continuación mencionamos algunas de las funciones más importantes del psicólogo deportivo para conseguir que el deportista rinda o cumpla sus metas.
1. Evaluar las necesidades del deportista
Para trabajar las 'áreas problema' en el rendimiento. Hay psicólogos que trabajan con técnicas cognitivos-conductuales, manejando los pensamientos y técnicas específicas aplicadas al deporte. José Martín del Pliego trabaja con el inconsciente. Una vez que atiende a la demanda del deportista que acude a consulta, trata de buscar en su inconsciente aquello que está interfiriendo de forma profunda.
2. Regulación de la respuesta emocional
El estrés es una respuesta del organismo ante una demanda externa. Es distinta a las respuestas de ansiedad que son respuestas de alerta ante lo que considera el sistema nervioso que es una situación de peligro. Los deportistas viven con estrés y ansiedad. Y regular estas emociones es fundamental para disfrutar de la actividad y para poder mantener el nivel de exigencia durante mucho tiempo. Las técnicas que trabajan con el inconsciente son más profundas y potentes para conseguir esto.
3. Trabajar la mentalización del deportista para su competición
Llegar en el punto óptimo. Esto está relacionado con la planificación de objetivos bien marcados. Mantener cohesión grupal si hablamos de deportes de equipo. También el trabajo de auto instrucciones que te mantengan centrado el foco atencional en la actividad y no en lo que hay alrededor. También se trabaja en imaginación para generar conexiones neuronales relacionadas con el gesto técnico o con el éxito deportivo. Se trabaja el control y manejo del estrés, propio de la exigencia la actividad deportiva y también el uso de emociones productivas que sean facilitadoras del rendimiento, por su capacidad activadora. Sin olvidar el necesario trabajo con la frustración ante la derrota o en periodos de lesión.
4. Mantener el foco
El ayudar a mantener con el paso de los años un perfil competitivo requiere una perdida muy importante de energía por desgaste. Mantener conectado al deportista de forma permanente y requiere mucho trabajo psicológico para que la motivación se mantenga y haga que el éxito pasado ya no importe y necesite el estímulo potente de lo siguiente a conseguir. Gracias al psicólogo deportivo se entrena mantener el foco en el siguiente objetivo y borrar el buen o mal resultado de la última competición con bastante rapidez.
Autocontrol
A día de hoy, es difícil observar a un deportista profesional sin apoyo psicológico. Rafael Nadal, argumenta Martín del Pliego, "es un ejemplo de persona con la que se ha trabajado personal y profesionalmente la parte emocional desde su inicio, por eso ha sido capaz de hacer lo que ha hecho". Nick kyrgos, dentro del mismo deporte, "puede ser un ejemplo de todo lo contrario, un nivel altísimo como jugador que no es capaz de ejercer autocontrol y aumentar su rendimiento. En las últimas jornadas se detectó un cambio en su conducta y eso le llevó, por ejemplo, a plantarse en la final de Wimbeldon. Tal vez esté trabajando sus áreas problema".
Como espectadores hemos podido observar este tipo de conductas poco adecuadas y que perjudican al equipo y a la persona. En estos casos, señala Martín del Pliego, "seguramente el trabajo psicológico con estos profesionales sea difícil por algún motivo; falta de madurez o motivación, pueden ser la causa".
El deportista de élite, reconoce, "es muy vulnerable porque no ha podido madurar despacio como el resto de las personas, siempre se ha visto exigido y su propia regulación interna puede resultarles complicada".
Humanización del deportista
En todo caso, poco a poco, se visibiliza más la salud mental en el deporte (o la necesidad de tener una visión realista del deportista). Para el psicólogo José Martín del Pliego, que el deportista de élite se humanice nos permite sentirle más cerca. "Nos identificamos más y mejor con el ídolo local y, de la misma manera, cuando les vemos vulnerables también sentimos más empatía hacia ellos y más admiración. Esa figura del deportista como un ser inmune a la presión está muy lejos de la realidad y debemos ser todos muy conscientes que, aunque el deportista lleve realizando su actividad toda su vida y sepa regularse bastante bien ante situaciones de alto nivel de estrés, no dejan de ser personas con una historia detrás. Animo a todas las personas que atacan al deportista en los medios de comunicación o en las redes sociales, cuando no obtienen los resultados esperados, a ser más conscientes del daño que pueden llegar a hacer".
Fuente: www.diariodesevilla.es