Después de 18 años, Espargaró de la mano de Aprilia clava su primera bandera
Por Mauro García Forti
Doscientas ochenta y cuatro carreras, lo que es equivalente a una larga trayectoria de dieciocho años
en el Campeonato Mundial de Motociclismo ha tenido que esperar Aleix Espargaró para poder subirse
al escalón más alto del podio.
Este éxito no ha sido nada fácil, lastrado por motos poco competitivas y mala suerte en la mayor parte
de su carrera, el piloto español no ha tenido un camino ascendente hacia la cima, pero su calidad,
talento y ética de trabajo nunca fueron puestas en entredicho.
Esto fue lo que tuvo en cuenta Aprilia para escoger al corredor de Granollers como líder del equipo en
2017, tomando como objetivo salir del abismo del fondo de la parrilla en el que estaba sumido el
fabricante italiano desde su llegada a la categoría en el año 2015.
Si bien los comienzos no fueron fáciles, el vínculo entre la firma de Noale y el catalán no ha hecho más
que fortalecerse, ya que este podría ser el último proyecto por el que apuesta Aleix para lograr grandes
resultados y la confianza mutua es palpable a medida que los progresos comienzan a llegar.
Claro ejemplo de que las cosas empiezan a funcionar en el equipo italiano fue la consecución del
primer podio de la historia de la marca en la categoría de MotoGP, logrado por el propio Espargaró al
terminar tercero en el Gran Premio de Gran Bretaña de 2021. Sin embargo, el verdadero paso adelante
se daría en esta temporada, donde ya en los test de pretemporada, las nuevas Aprilia RS-GP
acapararían las miradas de sus rivales por su estabilidad y su mejora en la velocidad punta en las
rectas.
La confirmación de Aprilia llegó finalmente este pasado fin de semana en el Gran Premio de Argentina,
donde un imparable Espargaró arrasó durante todo el fin de semana llevándose la pole position el
sábado y logrando la primera victoria de su carrera deportiva en el Campeonato Mundial de
Motociclismo tras una lucha contra la Ducati de Jorge Martín al día siguiente. El número 41 demostró
su madurez y experiencia al saber gestionar el ritmo de carrera y al prepararse el adelantamiento con
mucha calma luego de estudiar a su rival durante gran parte de la carrera. A cinco vueltas para el final,
logró pasar al joven competidor madrileño y creó una pequeña distancia con su perseguidor que le
permitió centrarse en llegar hasta el final sin mirar atrás.
Una vez cruzó la línea de meta, la alegría estalló en el box italiano y el piloto lloraba sobre la moto. En
el paddock no había ni una sola mala cara, la felicidad del resto de integrantes de la parrilla era visible
al querer todos felicitarle por cumplir uno de los sueños por los que tanto había trabajado.
De esta manera en su Gran Premio número 200 en la categoría de MotoGP, Espargaró completaba un
fin de semana histórico tanto para él como para su equipo, con victoria, pole position y vuelta rápida.
Rellenando así los espacios en blanco del palmarés del constructor más modesto de la parrilla.
Por si esto no fuera poco, el domingo le otorgaría otra alegría más a Aleix. Y es que Il Capitano, como
así lo llaman en su equipo, es el nuevo líder del campeonato por primera vez en su carrera y es un
claro contendiente a grabar su nombre en la Torre de los Campeones.
Esta es la primera cumbre en la que Espargaró y Aprilia clavan su bandera, pero el mensaje ya está
enviado.
Esto es sólo el principio.