Jorge Martín, un campeón a prueba de todo
Por Mauro García Forti
El domingo pasado terminó otra temporada más de MotoGP con Pecco Bagnaia logrando su undécima victoria, pero el protagonista en esta ocasión no fue el vencedor, sino que todas las cámaras enfocaron a la Ducati violeta de Jorge Martín, quien entre lágrimas cruzaba el tercero la línea de meta y completaba el viaje de su vida convirtiéndose en campeón del mundo.
Alcanzar el sueño por el que había trabajado desde que todavía se le caían los dientes no ha sido un camino de rosas, pero cada hueso roto y cada decepción han forjado al piloto que ha puesto ya la placa con su nombre en la Torre de los Campeones.
El español ha llegado a la cumbre de su deporte con mucho esfuerzo y lucha, pero sobre todo porque ha sabido levantarse y limpiarse el polvo del mono en cada situación difícil por la que ha pasado.
Ya cuando corría en Moto3 supo sobreponerse a las lesiones para convertirse en primera vez en campeón del mundo, pero fue en el año de su debut en MotoGP donde el piloto madrileño demostró de qué pasta estaba hecho.
Portugal fue la tercera ronda en aquel campeonato del mundo de 2021 y un Jorge que ya había conseguido su primera pole position y su primer podio en la carrera anterior iba lanzado a repetir las buenas sensaciones sobre la moto, pero la montaña rusa que es el Circuito de Portimao tuvo otros planes para el madrileño en aquella mañana de entrenamientos libres.
En la curva 7 el piloto perdió el control de la moto y se fue al suelo a alta velocidad, impactando contra el asfalto y la gravilla hasta siete veces. El resultado fueron siete fracturas y una gran duda acerca de si valía la pena volver a subirse a una moto, pero cuatro carreras de ausencia después y una dolorosa recuperación, el 89 estaba de vuelta encima de su Ducati y en su sexta carrera en la categoría reina se llevó la pole position y su primera victoria, la prueba clara que “Martinator” había regresado para quedarse.
Pero en los años de carrera del corredor de San Sebastián de Los Reyes seguramente lo que más le haya dolido haya sido su complicada relación con Ducati. Los de Borgo Panigale siempre lo tuvieron como una de las opciones para ser parte del equipo de fábrica, pero luego de un 2022 complicado en el que los resultados no acompañaron, Enea Bastianini fue el elegido para vestirse de rojo.
Ante este revés, Martín se volvió a rehacer en 2023 y puso el campeonato patas arriba estando a punto de quitarle el título a Bagnaia. No obstante, a pesar de esa exhibición y de un arranque brillante del 2024 liderando la clasificación, Ducati decidió montar a Marc Márquez en la moto boloñesa para las próximas dos temporadas.
Después de este último jarro de agua fría, Jorge sacó de la chistera su versión más completa para vencer finalmente a Bagnaia y a la marca que lo rechazó dos veces, robándose el número 1 para llevárselo a Aprilia y dejando Ducati con una sonrisa de oreja a oreja luego de convertirse en el primer campeón con equipo independiente desde que lo hiciese Valentino Rossi en 2001.
Defender su corona el año que viene con una moto inferior en prestaciones será una tarea complicada para el recién coronado campeón del mundo, pero como ya dijo ante la prensa, el objetivo ya está cumplido y lo que venga luego será un gran regalo.