Newey, La Pieza Que Le Faltaba a Lawrence Stroll
Por Mauro García Forti
Hay muchas personalidades icónicas en el paddock, pero cuando se habla de dinero y ambición, siempre sale un nombre a la palestra, Lawrence Stroll.
El multimillonario canadiense llegó a la competición en 2017 aportando 40 millones de dólares para apoyar el debut de su hijo Lance en la escudería Williams. Ahora, casi ocho años después, el magnate es el dueño de la escudería Aston Martin, una marca que el propio Lawrence ha traído de vuelta a la categoría con el objetivo de dominar la Fórmula 1 en los próximos años.
Luego de un inicio con dos años complicados, sumado a la decisión de Sebastian Vettel de retirarse, Stroll no tardó en contactar a Fernando Alonso. El español al ver la mentalidad de su nuevo jefe no se lo pensó mucho y firmó para subirse al tren de Aston Martin, un proyecto francamente ilusionante al ver la motivación que reina en la estructura inglesa, la cual ya ha contratado a más de doscientos trabajadores en los últimos tres años.
El 2023 fue un año de sonrisas en el equipo. La asociación con Honda de cara a 2026 fue anunciada y los ocho podios de Alonso demostraron los avances, pero también descubrieron sus debilidades al no conseguir llevar a cabo un programa de desarrollo contínuo del monoplaza con éxito. En 2024 se ha repetido el mismo patrón, no comenzaron mal el año, pero la falta de efectividad de sus mejoras los han relegado a pasar de ser una escudería que peleaba por podios a ser una que lucha por entrar en puntos.
Como respuesta a estas carencias, Lawrence Stroll se puso manos a la obra trayendo a nuevos ingenieros, destacando el que hasta hace poco era el Director Técnico de la Scuderia Ferrari, Enrico Cardile, suponiendo esto una llegada de mucho peso dentro del equipo para el futuro próximo.
Pero Cardile resultó ser sólo el primer plato, porque luego de muchos meses de especulación, el empresario nacido en Montreal hizo pública con una presentación digna de una superestrella la unión al equipo como accionista y miembro al ex-Diseñador Jefe de Red Bull y genio de la aerodinámica, Adrian Newey.
Con 2026 en el horizonte, el equipo de Silverstone ha puesto toda la carne en el asador y por este motivo, Newey, tomará un rol principal en el equipo como Jefe Técnico a partir de marzo de 2025, justo a la vez que el nuevo túnel de viento estará terminado en la recién estrenada fábrica con el fin de desarrollar un monoplaza ganador para la nueva era del Gran Circo.
El plan maestro de Stroll por fin se ha puesto en marcha y a falta de poco menos de dos años para que comience el nuevo reglamento técnico, Lawrence ya ha reunido las piezas que necesitaba para lograr aquello por lo que tanto ha invertido tantos millones de dólares.
Como si esto fuera una película de superhéroes, el carismático líder de la formación de las alas ha reunido a un piloto de clase mundial que todavía tiene hambre de victorias y campeonatos, a un suministrador de combustible (Aramco) que a la vez es patrocinador principal de su equipo y también de la propia F1, al motorista que ha dominado en los últimos años la categoría y que suministrará exclusivamente sus propulsores a los monoplazas de Alonso y Lance Stroll y finalmente un grupo de grandes ingenieros con experiencia en fábricas prestigiosas y dirigidos por el cerebro detrás de los triunfos de Williams y McLaren en los años noventa y de los dos dominios de Red Bull a principios de la década pasada y de estos últimos años.
Y aún así, hay que ir con pies de plomo. A pesar de los pesos pesados que presenta Aston Martin para presentar batalla ante escuderías como Red Bull, Mercedes, Ferrari o McLaren, quienes han sido los perjudicados al perder a talentos que se han ido seducidos por el proyecto de Stroll, no podemos decir que el éxito en el Campeonato de Constructores y el Campeonato de Pilotos estén asegurados.
A voluntad y ganas seguro que nadie les vence, pero la Fórmula 1 es un deporte imprevisible y si bien es cierto que el dinero ayuda a que estés adelante, al final siempre es la pista quien pone a cada uno en su sitio.