La situación de Mercedes empeora, los alemanes le meten otro mordisco a las previsiones para este año y asestan un duro golpe a la industria
Por Javier Gómara
El mercado automovilístico europeo está sufriendo las consecuencias de una política de cambio excesivamente rápida. Las normativas europeas llevan años exigiendo un menor número de emisiones y un mayor peso de la electrificación. Sin embargo, el mercado ha demostrado que el coche eléctrico está lejos de ser aceptado como sistema único de movilidad. Si bien las cifras demuestran que las ventas no crecen, las marcas ya lanzan la voz de alarma. La situación es delicada y en el caso de Mercedes no hace más que empeorar.
Los de la estrella fueron de los primeros en lanzarse de cabeza al mercado eléctrico y también han sido los que más prisa le han metido. La gama EQ ha crecido rápidamente en poco tiempo, desde el Mercedes EQA al superlativo Mercedes EQS SUV. El objetivo inicial era convertirse en una compañía 100% en el año 2030, pero finalmente no van a poder alcanzar semejante hito. Dado el bajo volumen de ventas el nuevo propósito es alcanzar el 50% de las ventas eléctricas para finales de la década. Cifra más plausible. El problema ahora es la rentabilidad.
Los problemas de Mercedes pueden comprobarse en otros fabricantes
China no sólo se ha convertido en el protagonista principal de la escena eléctrica internacional, también se ha convertido en el mayor mercado automovilístico mundial. La dependencia de las marcas hacia China es total. Sin embargo, la privilegiada posición que han ocupado los fabricantes extranjeros está cayendo ante la aparición de nuevas marcas locales que ocupan sus puestos. Mercedes, BMW y Audi ya no están solas. Se enfrentan a fabricantes premium nacidos en China de la colaboración con dichas marcas, como Denza, una joint-venture nacida entre BYD y Mercedes de la que ahora los alemanes se han desprendido por completo.
La situación que atraviesa ahora Mercedes es por culpa de su menor participación en China. Las ventas han caído y, por lo tanto, la rentabilidad se sitúa en límites muy inferiores a los pronosticados. A principios de año los alemanes esperaban alcanzar una rentabilidad del 11%, pero las nuevas previsiones apuntan a una rentabilidad de entre el 7,5 y el 8,5% para el presente curso. Un notable descenso que puede venir acompañado de más recortes. Los modelos más caros son los que más han reducido su participación en China, principalmente los Clase S y Maybach.
Tal es el ambiente que Mercedes ya ha anunciado el fin del EQS. La berlina eléctrico más grande de la casa desaparecerá y será absorbida por una futura variante 100% eléctrica del Clase S. Ola Kallenius, CEO de Mercedes, ha asegurado que la compañía «hará todo lo que pueda» para mejorar la situación. Eso incluye el lanzamiento de nuevos productos para China. «Navegaremos activamente con el viento, no sólo observaremos el viento», ha comentado el propio Kallenius durante la conferencia de resultados con los analistas e inversores.
La situación de Mercedes ni es única ni es extraordinaria. Muchas marcas europeas se están enfrentando al mismo problema. Su participación en China ha caído al verse desplazados por los nuevos fabricantes. Volkswagen ya ha anunciado un agresivo plan de recortes que podría incluir, por primera vez, el cierre de fábricas en Alemania. En BMW igual. Los de Múnich ya han recortado previsiones de ganancias para este año por la recesión china y por la lenta adopción del coche eléctrico en el resto del mundo. El ministro de Economía alemán, Robert Habeck, celebrará una cumbre industrial en Berlín el 23 de septiembre para discutir formas de salir de la crisis actual.
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Fuente: motor.es