Martín camina por la cuerda floja
Por Mauro García Forti
A Jorge Martín se le está escapando el título de campeón del mundo, hace dos carreras llegó a ponerse líder del campeonato, pero ahora, dos carreras después, el madrileño está veintiocho puntos por detrás en el campeonato después de la última visita al Circuito de Phillip Island para disputar el Gran Premio de Australia.
El fin de semana prometía ser complicado por la previsión meteorológica, que prometía una tormenta para el domingo que ponía en riesgo que se celebrase la carrera. Por ello, la organización cambió el programa, pasando la carrera al día sábado y la Sprint al domingo con la incógnita de si podría finalmente celebrarse.
No hay ninguna duda de que en la actualidad Martín es el piloto más rápido, demostrándolo al llevarse la pole position mientras su rival por el campeonato y actual líder de la tabla, Francesco “Pecco” Bagnaia sólo pudo ser tercero siendo cuatro décimas más lento que el español. Pero como siempre se suele decir, los puntos se reparten en la carrera.
A falta de cuatro carreras, los errores cuestan muy caro y Martín desde su caída en Mandalika no para de acumularlos. Para la prueba, el español parecía no sentirse cómodo con el neumático medio a diferencia del resto de pilotos y, sobre todo, de Bagnaia, por lo que decidió poner los blandos. En lo que las luces del semáforo se apagaron, Martín salió disparado aprovechando su ventaja de gomas y vuelta a vuelta comenzó a despegarse de sus perseguidores, llegando incluso a colocarse a tres segundos y medio de distancia. El trabajo de Jorge ya estaba hecho, ahora lo único que le faltaba era llegar a la meta.
No obstante, el neumático blando como siempre te da velocidad extra al inicio comparado con los compuestos más duros, pero se desgastará mucho más rápido. El caso es que, si no haces una buena gestión de las gomas, en una pista tan exigente como Phillip Island, un neumático blando se vuelve pedazos al final de la prueba y eso le pasó a Martín.
Una vez más el joven de veinticinco años apretó demasiado y eso le pasó factura al final de la carrera. Los neumáticos comenzaron a desfallecer y el grupo perseguidor comenzó a echársele encima durante los últimos giros. Justamente en la última vuelta, “Martinator” había perdido toda la ventaja y ahora tenía que defender su posición con los neumáticos en las lonas.
Claramente la carrera estaba perdida, Johann Zarco lo pasó para ir a por su primera victoria en la categoría máxima del motociclismo, pero la peor estocada para el español de Ducati fue el adelantamiento que le endosó Bagnaia curvas después. Fabio Di Giannantonio lo superó también para lograr su primer podio y para rematar, Brad Binder también hizo lo suyo para colocarse en cuarto lugar. Cuatro posiciones perdidas en la última vuelta, otro duro golpe para el aspirante, que vio cómo su rival terminó en segundo lugar y puso todavía más margen entre ambos en el campeonato.
Bagnaia como campeón ha demostrado lo que hace falta para convertirse en el mejor de todos. Ser el más rápido es una gran ventaja, pero sin una buena gestión de carrera todo será en vano y ahí es donde el italiano destaca con respecto a Martín. El de Turín ha tenido más problemas para clasificar delante en comparación con el de Madrid, pero el que maneja la Ducati con el número 1 en el carenado ha sabido remontar y sobreponerse con una gestión magnífica de las carreras y sin cometer errores, sabiendo cortarle las alas a un Martín que hace dos pruebas parecía imparable.
Indonesia y Australia han sido dos mazazos para las opciones de campeonar del piloto del Prima Pramac Racing que, si ya desde la carrera pasada caminaba por la cuerda floja, ahora la red de seguridad ha desaparecido. Una sola caída, un solo paso en falso y todo se acabó.
Para el de San Sebastián de los Reyes, la remontada es posible, pero deberá ser infalible y esperar a que el sólido Bagnaia cometa un error para poderle dar un buen mordisco a esa diferencia en la tabla de puntos. En cuatro carreras puede pasar de todo y los milagros pueden ocurrir, pero la situación es muy delicada. La perfección es algo imposible de lograr, pero si hay un momento para Martín de acercarse a ese nivel de pilotaje, es este.