ES MUCHO PERO SIGUE SIENDO POCO

Por Richard Méndez

Los venezolanos estamos estos días con el pecho inflado de orgullo al haber visto que el sábado Jefferson Savarino se convirtió en Campeón de la Copa Libertadores de América portando la camiseta "10" del Botafogo. El jugador maracucho se suma así a Alejandro "Lobo" Guerra como los únicos nacidos en Venezuela que han podido alzar el trofeo de clubes más importante del continente.

Pasaron ocho años desde que el "Lobito" no solamente ganó la copa, además fue electo Jugador Más Valioso de todo el torneo. Aquel 2016 vaticinaba que vendrían buenos tiempos para el fútbol de Venezuela, pero lamentablemente fue todo lo contrario.

Es importante volver a dar el paso que hoy marca Savarino para el fútbol venezolano, pero es momento que no nos quedemos en festejar lo que orgullosamente hoy festejamos. Es momento que los clubes venezolanos pasen de ser participantes a competidores y que ya no sigamos dependiendo que tengamos a un futbolista jugando en un club que pueda ganar el torneo más codiciado de Conmebol.

Por un lado Savarino ganando la Libertadores y por el otro encontramos que en el mismo torneo la actuación de los clubes de la Liga Futve terminó siendo lamentable en funcionamiento, números y resultados. La estructura del fútbol de Venezuela debe salir adelante y hacerse fuerte realmente, con aspiraciones que vayan más allá de recolectar un puñado de dólares como premio por hacer el ridículo.

Jugadores como Savarino o Guerra dejaron ya un legado que los inmortaliza en la corta historia del balompié venezolano. Ellos merecen que su legado aumente, que incentive y que de una buena vez los equipos de Venezuela tengan un objetivo mayor que clasificar a torneos internacionales. Es hora de prepararse para competir y aspirar a cosas grandes, ta grandes como los que ha logrado Savarino.

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