El mítico Alfa Romeo 4C vuelve a brillar, estos tres últimos ejemplares desatarán la codicia entre coleccionistas
Por Fran Romero
Está claro que la historia ha cambiado mucho para Alfa Romeo. La marca del Biscione es fiel a su tradición pero los grandes deportivos se han quedado atrás en el tiempo, con la excepcionalidad del 33 Stradale. Los italianos prefieren sacar ingresos extras por otro lado muy diferente al de los modelos de producción en serie.
La última que se le ha ocurrido al fabricante, y a los responsables de la división de coches clásicos de Stellantis, es un one-off solamente al alcance de bolsillos tan holgados a lo ancho como profundos, y con especial atención a los amantes de uno de los deportivos más especiales de este siglo XXI: un Alfa Romeo 4C que vuelve en homenaje a Nicola Larini.
Los tres últimos 4C son rescatados para millonarios
El piloto italiano fue ganador del Campeonato Alemán de Turismos en 1993 con el mítico Alfa Romeo 155 V6 TI, participando también en el desarrollo del 4C en la pista de pruebas de Balocco. La historia de este trío del Alfa Romeo 4C es muy especial, porque han permanecido durante largo tiempo sin encontrar dueño, quizás librados también de una prensa en un desguace.
La historia de este trío del Alfa Romeo 4C es muy especial, porque han permanecido durante largo tiempo sin encontrar dueño, quizás librados también de una prensa en un desguace. Cada uno se ha vestido con un color -verde pino, rojo ciruela y amarillo ocre- decorados con franjas de color blanco tanto en la trasera como en la parte delantera, y la firma del piloto del DTM sobre el capó. El interior, no se ha mostrado, pero está forrado en cuero negro y del mismo color de la carrocería.
El Alfa Romeo 4C, la historia de un superdeportivo irrepetible
El 4C monta un motor de cuatro cilindros y 1.75 litros capaz de ofrecer una potencia máxima de 240 CV. Un motor que también se montó en el extinto Giulietta, pero con una gran diferencia con el compacto. Porque, a diferencia de este, cuyo cambio automático de doble embrague contaba con un cárter húmedo, el del 4C era seco. Una configuración propia de la más alta competición que no sólo garantiza una perfecta lubricación en condiciones extremas, sino que reduce la altura del centro de gravedad mejorando la agilidad y, por supuesto, el peso.
El coupé biplaza cautivó a miles de entusiastas por las elevadas prestaciones que ofrecía, acelerando de cero a 100 km/h en sólo 4,5 segundos y superando los 250 km/h de velocidad punta. Un rendimiento verdaderamente brutal que, en gran medida, era consecuencia de sus proporciones propias de un compacto y de un peso en vacío de apenas 895 kilogramos, fruto de un chasis de aluminio y un monocasco de fibra de carbono para el interior. Algo que hoy es una aguja en un pajar.
Foto: Alfa Romeo
Fuente: motor.es