Eli Ndiaye y la virtud de saber esperar

Por Javier Molero/ info@eurohoops.net

El Real Madrid es uno de los clubes de baloncesto más exigentes a nivel europeo. Un equipo repleto de estrellas, grandes talentos y  jugadores con experiencia que conforman una plantilla que oposita a favorita en cada una de las competiciones que disputa en la temporada.

Cuenta, a su vez, con una de las mejores canteras del panorama mundial. Unos equipos de formación que desarrollan talento para el baloncesto nacional, europeo y mundial. El caso de Luka Doncic es la gran cabeza de cartel, pero jugadores como Hugo González, Egor Demin, Ismaila Diagne, Usman Garuba y compañía, han protagonizado grandes momentos en los últimos años.

Pero, en el primer equipo, parece haber destacado uno por encima del resto. Uno que contagia su esfuerzo y energía al resto. Uno que parece que lleva una década en la élite del baloncesto europeo y que no hace más que mejorar con el paso de las semanas. Eli John Ndiaye está viviendo su mejor momento en el Real Madrid, y no quiere que nadie le frene.

El caso del ala-pívot es interesante. A sus 20 años, parece haber vivido varias vidas. Debuta con el primer equipo en septiembre de 2021 en Euroliga y, un año y medio después, es titular en una Final Four. Un jugador de confianza, de cohesión y energía pero, en las últimas semanas, algo más que eso.

La virtud de saber esperar

La paciencia es escasa en el deporte. Tanto para los jugadores como para los clubes, que buscan resultados inmediatos con un equipo que compita cada temporada. Pero, en el caso de los que están en la pista, es difícil aguantar el chaparrón para volver a tener importancia.

Aprovechando la baja de Garuba, ha sabido aprovechar sus minutos para levantar al WiZink en cada acción y ser fundamental en los dos aros. Todo ello, con una confianza intocable por parte de Chus Mateo, que sabe que “va a ser muy buen jugador” y pide “que no se lo crea demasiado”, como comentó en rueda de prensa ante Estrella Roja.

Todo ello, tras una montaña rusa de oportunidades. De ser un fijo en la rotación a estar denostado en grandes tramos de la pasada temporada. Concadenó semanas sin tener apenas importancia, condenado a estar en la última silla del banquillo sin poder aportar.

El inicio de la actual campaña ha sido un soplo de aire fresco para él. Una manera de revitalizarse y encontrarse en la pista. Y está jugando mejor que nunca con la camiseta del Real Madrid. Ha sabido esperar el contexto perfecto para rendir al máximo nivel, para dejar claro en la pista que es insustituible.

Lo hace en un clima de dudas, de rumores de posibles llegadas, de críticas a los fichajes y su rendimiento. Él parece ser el fichaje, el nuevo fijo en la rotación. Y lo deja claro partido tras partido.

Un nuevo Ndiaye

El ala-pívot del Real Madrid está sumando cosas a su juego. No hay dudas de la aportación de energía, pero ha evolucionado en lo técnico y táctico para convertirse en una pieza fiable ante cualquier equipo de Europa.

Lee bien la continuación en los bloqueos, abre la pista cuando es necesario con su cada vez mejor tiro de tres, facilita el ataque a los exteriores… y su influencia en defensa crece con los partidos. Sabe posicionarse sin balón, es capaz de defender varias posiciones y crea un clima de intimidación (sumado a tener a Ibaka o Tavares detrás), que hace que el rival se lo piense dos veces.

Este cambio, no solo de mentalidad, sino de trabajo y trabajo en la sombra. Esperando su oportunidad para demostrar lo que vale. De los 12.5 minutos de media la temporada pasada a más de 21 por encuentro, doblando en rebotes por partido (4.4) y con los intangibles en la pista.

La definición de un todoterreno. Del que coloca el tapón y acaba machacándola como tráiler, pero también abre la pista y hace daño desde las esquinas. Está evolucionando a un jugador que puede ser élite en Europa. Y, con 20 años, esto no ha hecho más que empezar.

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