EL EMERGENTE. La grandeza inolvidable de Fernando Valenzuela

EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

Ha muerto Fernando Valenzuela. Ha muerto un grande del beisbol.

El nombre de Fernando Valenzuela quedará grabado por siempre en la historia del beisbol como uno de los fenómenos más refrescantes y admirables del último medio siglo en las Grandes Ligas.

Pero el astro mexicano, que acaba de dejarnos cuando apenas estaba por cumplir los 64 años de nacido, en realidad fue mucho más que eso. Y su imagen sobre la lomita, con el pie derecho en alto y la vista al cielo, será, para siempre, un recuerdo entrañable para los millones de aficionados que le aplaudieron en todos los estadios donde lanzó.

Nació al beisbol como Fernandito. Así se escuchaba en las transmisiones que Delio Amado León, Gonzalo López Silvero, Juan Vené y otras voces de su tiempo realizaban cuando defendía a sus exitosos Dodgers de Los Ángeles.

Fernandito Valenzuela era ese muchacho humilde salido de la nada, que en sus primeras 8 aperturas en la MLB, a comienzos de 1981, tiró 8 juegos completos y permitió 4 carreras en total. Sí, solo 4.

Aquella fantástica seguidilla, en la que sumó 72 innings con 0.50 de efectividad, generó el fervor que la prensa bautizó unánimemente como la «Fernandomanía».

Fernandomanía por siempre. Fernandomania forever. pic.twitter.com/zXhOF8cRCP

— Los Angeles Dodgers (@Dodgers) October 23, 2024

Valenzuela se convirtió en un ícono y una súper estrella desde el mismo albor de su carrera. Y ese estrellato le acompañaría para siempre, a pesar de las lesiones que se cebaron en su brazo izquierdo durante la segunda mitad de su trayectoria.

Porque con Valenzuela cambiaron muchas, muchas cosas, para bien. Y su legado va mucho más allá de la pléyade de trofeos y distinciones que acumuló.

Asistió a 6 ediciones del Juego de Estrellas de manera consecutiva. Ganó el Guante de Oro y dos veces el Bate de Plata. Novato del Año y Cy Young. Jugador del Año en 1981. Campeón de la Serie Mundial. Inmortal en México. Inmortal en el Caribe. Es el único jugador no miembro del Salón de la Fama de las Grandes Ligas cuyo número está retirado por los Dodgers, rompiendo, para bien, una regla de esa organización.

34 forever. pic.twitter.com/Sp0vw6D6VI

— Los Angeles Dodgers (@Dodgers) October 23, 2024

Solo le faltó la placa en Cooperstown, porque su portentoso brazo dijo basta después de promediar 267 innings lanzados por campaña entre los 21 y los 26 años de edad.

A pesar de la merma que sufrió su físico, cerró con brillantes números acumulados: es uno de los mejores lanzadores hispanoamericanos de la historia, con 173 victorias, 2.074 ponches y casi 3.000 entradas de labor.

Pero su grandeza no radica en las estadísticas sino en la admiración que generó hasta su último día en esta vida. Su imbateable bola de tirabuzón. Sus ojos entornados hacia el cielo mientras iniciaba el windup. Su sonrisa de pocas palabras y enorme simpatía. El magnetismo que generaban su éxito y estampa. Todo eso sigue entre nosotros, más allá de esos números.

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Foto: @dodgers

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