El Loco No Avisa
Por Mauro García Forti
Marc Márquez no había tenido una buena primera mitad de campeonato, caídas, toques con otros pilotos y malos resultados han provocado que haya perdido la comba con respecto a los líderes. Incluso se empezaba a dudar del estado de forma del piloto, al que muchos ya le aconsejan desde la comodidad de su sofá que cuelgue el casco y se retire a pesar de que el piloto ya dijo que se estaba tomando la mitad de la temporada para adaptarse a la Ducati.
Y finalmente ese periodo de adaptación llegó a su final con la carrera del domingo del Gran Premio de Austria. Era el regreso de las vacaciones y allí Márquez, quien se había caído el día anterior en la Sprint, sacó los galones a relucir y protagonizó una remontada hasta el cuarto lugar. Quedó sólo por detrás de las dos Ducatis oficiales y Jorge Martín, dejando muy buenas sensaciones al haber encontrado, según lo que parece un punto de rendimiento a su moto que aún no había descubierto.
Después de esa demostración de mentalidad en el Red Bull Ring, el 93 llegó a una pista que tenía marcada en el calendario, el Circuito Motorland Aragón, un trazado que fue el patio de recreo de Márquez durante sus años de dominio con Honda por la cantidad de curvas a izquierdas que tiene, justo la especialidad del catalán.
Se esperaba que esta fuera la última oportunidad de ganar este año para Marc, quien parecía que se había tomado muy en serio ese dato, ya que en desde el primer momento en el que se subió a su Ducati Desmosedici GP23, voló. Márquez lideró todas las sesiones de entrenamientos y en la clasificación tampoco falló, llevándose la pole position con varias décimas de ventaja por delante del segundo clasificado. En la Sprint se repitió la historia y Marc se llevó la victoria aplastando a sus rivales. Sólo quedaba ganar el domingo para volver a lo más alto del podio y así romper la sequía de 1.042 días sin ganar una carrera de domingo.
El piloto de Gresini de hecho no participó en el Warm-Up de la mañana, reservando las fuerzas para el momento donde se repartían los puntos. El ambiente en la pista del norte de España era inmejorable, con toda la fanaticada lista para alentar y empujar a su héroe, quien miraba serio hacia el horizonte en donde se hallaba la primera curva. En lo que se dio el banderazo de salida, el de Cervera arrancó y no dio oportunidad a nadie, ganando la prueba con mucha distancia con respecto al segundo clasificado y desatando la locura en las tribunas y el box de Gresini.
Muchos se preguntaban de dónde había sacado tanta ventaja el octocampeón del mundo para dominar tan incontestablemente durante todo el fin de semana y el piloto respondió que todo se basaba en el asfalto. El circuito había sido reasfaltado hacía poco tiempo y la falta de agarre le había dado alas a Marc, todo un especialista cuando las condiciones se ponen tan delicadas.
Siete días después, el Gran Premio de San Marino devolvió las cosas a la realidad, el rendimiento de la moto en el Circuito de Misano-Marco Simoncelli lo dejó lejos de los líderes en novena posición en la grilla de salida.
En la Sprint pudo remontar hasta la quinta posición, pero estaba claro que repetir la victoria iba a ser realmente complicado. Sin embargo, el clima tenía otros planes y con una lluvia tan ligera que no permitía cambiar a la moto de mojado, le permitió a Márquez brillar y pasar a todos sus rivales para ganar en el templo de su mayor rival, Valentino Rossi.
Como era de esperar, los pitos y los abucheos en el podio no dejaban casi escuchar los himnos, pero el caballeroso gesto de Bagnaia pidiendo que no abuchearan y los cánticos de la gente del Team Gresini comenzaron una fiesta que esperan que no pare en lo que falta de temporada con un grito de guerra que ya se convirtió en lema entre los integrantes de la formación dirigida por Nadia Padovani, “El loco no avisa”.
Márquez repitió podio en el mismo circuito siete días después en el Gran Premio de Emilia-Romaña luego de haber hecho un cuarto puesto el día anterior, demostrando que ha finalmente ha encontrado el estado de forma que tanto tiempo había estado buscando.
Ayer en el Circuito de Mandalika, sede del Gran Premio de Indonesia, pudo haber luchado por otro podio como el que había conseguido en la Sprint del sábado, pero el motor de su Ducati explotó, rompiendo así esta racha de carreras terminadas en posiciones de podio que ha logrado.
Lo del de Cervera en esta segunda mitad de temporada está siendo una auténtica salvajada. Siempre cerca de los tiempos de los pilotos Ducati que llevan la última versión, una increíble regularidad y sobre todo, con la misma agresividad y valentía que lo han caracterizado siempre.
Tendría que ocurrir algo extraño para que Marc gane este año el campeonato, pero visto el nivel que está demostrando y sabiendo que el año que viene estará en el equipo oficial de la marca de Borgo Panigale, puede que los que decían que Pecco Bagnaia vencería con una mano atada a la espalda al español ya no estén tan seguros.