Una garrocha autorreparable es un gran salto para la tecnología deportiva
Por Boone Ashworth
El salto con garrocha es una de las pruebas olímpicas más extravagantes. Los principales instrumentos de este deporte son curiosas creaciones: grandes garrochas, de entre 3 y 4 metros de longitud, que algunos atletas olímpicos sostienen mientras corren, clavan en el suelo y se aferran a ellas mientras se lanzan por los aires para alcanzar alturas cada vez mayores.
Si suena peligroso, es porque lo es. Se han producido docenas de lesiones en el salto con garrocha, incluso a nivel olímpico. La mayoría de ellas se producen cuando un atleta golpea mal la plataforma de aterrizaje o la pierde por completo. Pero también suele haber problemas con la garrocha. Al fin y al cabo, lanzar un cuerpo humano a seis metros de altura requiere mucha energía cinética y ejerce mucha presión sobre el instrumento.
Si algo va mal, incluso si solo es una pequeña fractura invisible en la garrocha, esta puede romperse en pedazos y hacer que el desafortunado saltador caiga al suelo. Las roturas de garrocha han tenido consecuencias desastrosas, causando a los atletas lesiones tan graves como hemorragias cerebrales.
Está claro que no es lo ideal. Pero algún día será posible evitar algunos de esos fallos fabricando garrochas que se arreglen solas antes de romperse.
Las garrochas de salto tienen una larga historia que ha llevado a la creación de este deporte. Desde que los seres humanos descubrieron cómo romper grandes palos de los árboles, los han estado utilizando para lanzarse por encima y alrededor de las cosas. Al principio, las garrochas se utilizaban para acortar distancias, como saltar por encima de lagunas o atravesar zonas pantanosas.
Los antiguos griegos los utilizaban en sus competencias de atletismo, aunque el objetivo era recorrer la mayor distancia sobre el terreno. La idea de convertir el salto con garrocha en un deporte en el que se tratara de alcanzar la mayor altura posible partió de un club de críquet de Ulverston, Inglaterra, en 1843. El salto con garrocha llegó por primera vez a los Juegos Olímpicos en 1896, y desde entonces ha vuelto a la palestra cada cuatro años.
Garrochas antiguas
Las primeras garrochas eran de madera, como el fresno o el bambú. Como es de imaginar, se rompían con frecuencia. Pero las pértigas, como también se llaman, han madurado, avanzando a lo largo de los años para incorporar materiales más resistentes, como el aluminio y el acero. En la década de 1960, la fibra de vidrio reforzada se convirtió en el material ligero por excelencia.
Las garrochas modernas suelen estar formadas por capas de fibra de vidrio y compuestas de fibra de carbono. Curiosamente, en la actualidad no existe ninguna normativa que obligue a elegir los materiales con los que se fabrican. Se rompen con mucha menos frecuencia que las de bambú de antaño, pero siguen sin ser perfectos.
Las garrochas, como probablemente sepas, se doblan bastante cuando proyectan a una persona en el aire. Esto significa que las garrochas deben fabricarse con la combinación adecuada de materiales para que sean lo suficientemente flexibles y resistentes como para no partirse. Tienen que ser lo suficientemente fuertes como para soportar el peso de una persona y lo suficientemente ligeras como para sujetarlas mientras se corre.
Si se cuidan adecuadamente, las garrochas modernas pueden durar años o incluso décadas. Pero con el tiempo, o después de haber sido maltratadas o pisadas, pueden producirse pequeñas grietas y hendiduras. A veces, son tan pequeñas que ni siquiera se ven, pero aún así comprometen la integridad estructural de la garrochas.
UST Essx, una empresa que fabrica garrochas de salto, prueba sus productos doblándolos hasta el 65% de su altura de pie, formando casi una C.
“Las grietas y los huecos son enemigos de los materiales compuestos. Lo que ocurrirá es que las grietas se propagarán, un poco como las grietas en el parabrisas. Y cuando falla, es catastrófico”, comenta Don Rahrig, vicepresidente de ingeniería y desarrollo de productos de Essx.
Incluso en la era avanzada de los complejos compuestos de fibra, los postes no son invencibles. Pueden romperse por varias razones. Puede ocurrir si un atleta utiliza una garrocha que no soporta su peso, o si una grieta o un defecto provocan un fallo estructural. El problema es que, cuando hay un problema, las garrochas tienden a romperse en un instante. Pueden quebrarse y romperse bajo la presión de un salto, a veces con consecuencias nefastas para quien salta, que acaba de salir por los aires.
En cuanto a la garrochas en sí, no hay mucho que se pueda hacer con los trozos después de una rotura catastrófica, ya que las fibras estructurales no se pueden volver a coser completamente una vez partidas. Es poco lo que se puede recuperar o reciclar. El resto va a la basura.
Nuevo diseño
Hay varias formas de evitar estos problemas. Un artículo publicado por el Georgia Gwinnett College sugiere la idea de añadir un brillo en toda la superficie que pueda liberar microcápsulas teñidas cuando se agrieten, haciendo más visibles las grietas cuando se produzcan. Si los atletas pudieran detectar esas grietas a tiempo, podrían evitar un fallo del equipo antes de que se produjera. Eso es útil, pero lo que sería ideal es una forma, no solo de encontrar las grietas, sino de arreglarlas.
Rahrig afirma que los científicos de materiales de Essx y de otras empresas trabajan sin descanso para hacer los bastones más reparables y potencialmente reutilizables. Parte de ese esfuerzo, no ahora, pero sí algún día, podría consistir en fabricar garrochas que se curen solas.
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La empresa suiza CompPair se dedica a los compuestos con el objetivo de que los productos sean más reparables. Sus compuestos distintivos se basan en lo que CompPair denomina tecnología HealTech para crear una superficie reparable. Funciona de la siguiente manera: cuando algo se raya o se abolla, el calentamiento de las resinas que mantienen unidas las fibras puede ablandarlas y dejar que recuperen lentamente su forma.
El proceso no es instantáneo. Dependiendo de la rotura, puede tardar minutos, o a veces un día o más. Pero una vez hecho, el compuesto debería volver a estar casi como nuevo. Para que quede claro, este proceso nunca se ha utilizado en una garrocha de salto. CompPair ha probado sus compuestos sobre todo en superficies planas que son más fáciles de controlar. Introducir esos compuestos en una garrocha de salto, manteniendo la integridad de las fibras estructurales, es todo un reto.
Robin Trigueira, cofundador y director técnico de CompPair, declara que existe un mundo en el que la utilización de este tipo de materiales compuestos podría ayudar a conseguir un equipamiento deportivo más reparable. Trigueira imagina un futuro en el que los estadios olímpicos dispongan de hornos muy largos en los que los saltadores puedan colocar sus garrochas sanables durante la noche para asegurarse de que están bien selladas antes de la prueba.
"Creo que es posible", señala Trigueira. "Pero hay que probarlo a fondo para aprender algo así".
Futuro autorreparativo
El problema de utilizar estos compuestos dentro de algo como un salto con garrocha es que resulta excesivamente complicado asegurarse de que resuelve el problema en cuestión. Añadir un nuevo compuesto porque se puede reparar también podría añadir toda una diversidad de nuevas variables que podrían no mezclarse bien con los componentes estructurales de la garrocha. Añadir brillo a la superficie para que las grietas sean visibles podría cambiar la forma en que el saltador toma la garrocha.
Cada grieta o hendidura es diferente y puede no repararse de la misma manera dependiendo de cómo se desarrolle. Puede haber algún daño que sea demasiado estructural para fundirse con un poco de redistribución de composite. Dependiendo del defecto en sí, puede llevar mucho tiempo arreglarlo. Además, calentar las resinas puede estropear los demás materiales.
Trigueira compara el proceso con una herida en el cuerpo. Si uno se hace un rasguño en el brazo, puede que no se moleste en hacerle nada y se cure rápidamente. Pero algo más profundo y grave tardará más tiempo en resolverse, y puede acarrear complicaciones adicionales.
“Es muy raro que sufras exactamente la misma lesión que otra persona, ¿se trata de pequeños rasguños o de heridas más profundas? Esto tenemos que saberlo para ser eficientes en la reparación”, manifiesta Trigueira.
La idea de usar compuestos en garrochas tampoco es nueva. Lleva rondando desde al menos 2017, pero no se han creado unas autorreparables... todavía. Rahrig menciona que Essx no está trabajando actualmente en ningún esfuerzo para agregar tal resina o un compuesto reparable a sus garrochas, aunque no descarta que algún día pueda ser utilizado para hacer una más duradera.
“Estamos investigando materiales como éste todo el tiempo, eso es puramente a nivel de investigación ahora mismo. Es muy interesante, pero cómo se utilizaría en una garrocha, no estoy tan seguro”, externa Rahrig,
Fuera de las competiciones olímpicas, el salto con garrocha tiene una presencia menor en el mundo del deporte en general. No hay mucho dinero en el salto con garrocha, así que es probable que este tipo de materiales aparezcan primero en otros lugares. Trigueira asegura que CompPair no está trabajando actualmente con ninguna empresa de salto con garrocha para incorporar sus compuestos a sus productos, pero asevera que está trabajando para implantarlos en equipos deportivos más destacados, como tablas de surf y cuadros de bicicleta.
Así que, aunque puede que pase algún tiempo antes de que este tipo de innovación adorne la competencia de salto con garrocha, tanto Rahrig como Trigueira refuerzan que es posible y probable. "En 10 años, creo que es seguro decir que habrá un salto con garrocha con compuestos reparables", concluye Trigueira.
Foto: Cortesía
Fuente: es.wired.com