Un Doblete Agridulce

Por Mauro García Forti

El Gran Premio de Hungría era el escenario perfecto para McLaren. Una pista a la que el MCL38 se adaptaba perfectamente y era mucho más rápido que sus competidores y sus dos pilotos en plena forma, logrando bloquear la primera línea para controlar la carrera con Lando Norris logrando la pole position y Oscar Piastri como el guardaespaldas contra los ataques de Max Verstappen.

No obstante, las cosas comenzaron a complicarse nada más se apagó el semáforo luego de que Norris tras otra mala salida perdiera el liderato con su compañero de equipo, quien con una ferocidad tremenda se metió por el interior en la primera curva y puso tierra de por medio con todo aquel que le perseguía.

Todo parecía bajo control, Piastri dominaba con soltura mientras que Lando había puesto un poco de distancia con Verstappen, quien poco a poco iría perdiendo los estribos debido al desastre estratégico de la escudería Red Bull que hizo que perdiera posiciones con Lewis Hamilton y Charles Leclerc fruto de que desde el muro no protegieron a su piloto de los ataques desde el pit lane de Mercedes y Ferrari haciendo sus paradas en el momento justo.

Mientras que Verstappen soltaba sapos y culebras por la radio quejándose por la estrategia y luchando contra Hamilton, McLaren comenzaba a cavarse su propia tumba al meter a Lando antes que al líder de la carrera con el argumento de protegerse de un Hamilton que andaba muy lejos tratando de mantener detrás a cierto holandés que se subía por las paredes.

La jugada de la escudería de Woking supuso pegarse un tiro en el pie, puesto que Norris voló en su vuelta de reincorporación y a Piastri tardaron en detenerlo, por lo que cuando el australiano salió con ruedas nuevas a la pista, su compañero de equipo había tomado el liderato de una carrera que Oscar había dominado a placer.

Y con este anticlimático evento comenzó el bochorno de la escudería inglesa. La radio comenzaba a echar humo, con mensajes a Piastri asegurando que le devolverían la posición y con comunicaciones a Norris presionándole para que cediera el liderato, argumentando que no ganaría el mundial sin la ayuda del piloto que comparte garaje con él.

Como respuesta a esto, Norris comenzó a marcar récords cada vuelta, ganando distancia para demostrar que era más rápido que su compañero, pero la insistencia del equipo por la radio seguía siendo férrea como la defensa que un poco más atrás Hamilton llevaba a cabo con Verstappen, que acabó perdiendo la paciencia y también sus opciones de podio luego de pasarse de frenada y tocarse con el Mercedes del inglés que finalmente se llevó la tercera posición.

McLaren seguía pidiendo el cambio de posiciones a su piloto y finalmente, a falta de tres vueltas para el final, Norris le dio la posición a Piastri, quien acabó cruzando la meta para convertirse por primera vez en su vida en ganador de un Gran Premio de Fórmula 1.

Sin embargo, lo que debería haber sido una fiesta en la estructura papaya se convirtió en una celebración en la que la tensión y la frialdad entre sus pilotos podía sentirse en cada plano que la retransmisión nos otorgaba.

El equipo quizá puede haberse adjudicado un buen botín de puntos que les permite acercarse a Red Bull en el campeonato, pero por un simple fallo de estrategia han manchado la primera victoria de su piloto, quien había sido el mejor durante toda la prueba y han sembrado la semilla de la discordia entre ambos corredores, rasgo por el cual la escudería desgraciadamente se ha caracterizado a lo largo de las décadas.

Muchas reuniones van a hacer falta para salir adelante luego de todo lo ocurrido, por el bien del equipo y de la propia competición, más vale que los hombres de naranja hayan aprendido la lección, porque hay un campeonato o incluso dos que todavía se pueden ganar.

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