¿ARREGLOS Y AMAÑOS EN VENEZUELA ?
Por Richard Méndez
Las mafias de apuestas actúan en varios países haciendo uso de amaños para dar golpes certeros contra las casas de apuestas, estas mafias hacen la misma jugada apostando en items poco esperados con elevados factores en diferentes compañías al mismo tiempo. Hace más de un año que en Venezuela las autoridades han estado investigando las sospechas de partidos arreglados que en su mayoría beneficiaron apuestas con montos poco usuales y realizadas desde el extranjero.
Es muy complejo demostrar el amaño de un partido sin que exista una confesión o evidencias de pagos en transferencias de dinero a uno de los involucrados, pues los eventos en el fútbol pueden ser muy subjetivos como el fallo de un jugador en una marca o cometer un penal o hasta una expulsión. En la mayoría de los casos estas investigaciones pueden demorar años sin arrojar un resultado por la complejidad para demostrarlo.
Ser futbolista es un empleo como cualquier otro y de sus ingresos debe sostenerse una familia aportando regularmente al pago de la vivienda, hacer las compras y pagar servicios. Hay muchos futbolistas que juegan en clubes que les adeudan cuatro o cinco meses con regularidad, lo que hace que el jugador y su familia atraviesen una durísima situación económica que los lleva a endeudarse para poder cubrir lo justo y en ocasiones hasta tienen que vender el auto o tratar de hacer dinero extra con otras actividades diferentes al fútbol, incluso hasta vender empanadas en la calle para poder llegar a fin de mes. Estos son los más frágiles que buscan los mafiosos ofreciéndoles una solución a su problema económico que fue causada por el impago de su equipo.
Si el futbolista gana bien y cobra puntual puede satisfacer todas sus necesidades y la de su entorno cercano, no existirían facilidades para la aparición de los mafiosos que buscan desbancar a las casas de apuestas con jugadas muy poco convencionales y con montos exagerados. Es todo un círculo que se repite en varias ligas donde existen clubes que incumplen con sus obligaciones y donde la desesperación del jugador en unos casos o del árbitro en otras, lo que les lleva a aceptar propuestas indecentes.