La tecnología en el ‘Make it different’ de Pezzolano

Por Jesús Domínguez

Tradicionalmente se ha concedido al fútbol la condición de azaroso, a pesar de contar con la injerencia del jugador y, de algún modo, de todo aquel que le rodea. Así se considera, en tanto en cuanto el pie no es una extremidad prensil, y sin embargo, la tarea de los profesionales del deporte es reducir el componente azar. Desde hace años, a través de la metodología y del uso de las tecnologías, cada vez más extendido en todos lados. Llegados a este punto, el debate ya no está tanto en si se cree o no se cree como en qué peso tiene en el extremo de la balanza opuesto al olfato.

Para Paulo Pezzolano, las herramientas tecnológicas son intrínsecas al método; todo se analiza y todo se enfoca a la mejora del jugador. Así, simulando en cierto modo lo que hiciera Marcelo Bielsa a su llegada al Athletic Club, este verano volvió a Valladolid habiendo elaborado un vídeo de cada jugador, tanto de los que estuvieron a sus órdenes como de los que iban a estarlo, después de sus cesiones, detallando cuáles son, a su juicio, las fortalezas y debilidades que deben trabajar para elevar la concordancia con el estilo de juego que pretende implementar en el equipo.

Todo lo que pasa fuera del campo se estudia, desde el descanso hasta las comidas. Lo de dentro, más. Estas semanas, en las que el cuerpo técnico ha dispuesto de dobles sesiones de trabajo sobre el césped, que se complementan con horas en el gimnasio, ellos mismos llegan tres horas antes del primer entrenamiento y llegan a estar en el estadio hasta 14 y 15 horas, en la que se desmenuza lo ya realizado para mejorar lo que viene a partir de la indivualización del futbolista, que cuenta durante toda la semana de planificación con apoyos videográficos que refuerzan el mensaje.

Sirve como ejemplo cualquier sesión, puesto que en todas Sergio Trinchet y Manuel Ademar Ramas, integrantes del departamento de análisis, están pendientes de que todo quede registrado. También en los partidos, con un añadido: desde antes del inicio del calentamiento, como se vio en La Laguna, toman posiciones para que no falte el más mínimo detalle, en un trabajo que, desde la distinta perspectiva que da la altura, complementa lo que el resto del cuerpo técnico ve desde el banquillo.

Mientras que Ramas forma parte de los colaboradores personales llegados de la mano de Pezzolano, Trinchet, el más joven del cuerpo técnico (28 años), acumula una experiencia de varias temporadas dentro del club en esta faceta, después de trabajar, primero, en la estructura de cantera, y posteriormente junto a Daniel del Valle, analista con Sergio González arribado con Miguel Ángel Gómez, y con Guillem Galmés durante la estancia de José Pacheta en el José Zorrilla.

El verde a vista de dron

Una de las novedades que se van a implementar esta temporada es el uso del dron para filmar aquello cuanto suceda en el trabajo diario, algo que el Real Valladolid ya hizo durante la 2019-20 y que se dejó de hacer después del descenso. Poder implementar esta tecnología fue una de las solicitudes que tuvo Paulo Pezzolano a su llegada, ahora colmada con la misma empresa con la que el club trabajó entonces, Fly-Fut, que considera “un hito en la historia de la compañía poder volver a estar al lado del Real Valladolid”, en declaraciones de Luis Llagostera, su CEO.

“Ambas entidades vuelven a cruzar sus caminos después de que el club blanquivioleta se convirtiera en 2019 en el primer equipo en confiar en Fly-Fut”, explica la nota de prensa emitida por la compañía, pionera y que da servicio en España al Sevilla y al Atlético de Madrid, así como acompaña el servicio de un software con inteligencia artificial, “que entrega distancias y velocidades sobra la imagen del dron aportando así una capa de información diferencial”.

La puesta en marcha de esta tecnología requiere de una especialización, a través de un piloto certificado, en este caso, además, con formación futbolística, y de unos permisos que otorga la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), que es el organismo encargado de autorizar el vuelo para la grabación de cada sesión. Cumplidos estos requisitos, los drones comienzan a sobrevolar el terreno de juego a una distancia que de no más de 15 metros y de las imágenes que se extrae una edición de vídeo que complementará, de ahora en adelante, el trabajo de Paulo Pezzolano, que quiere que haya “un antes y un después” en el club, basado en hacer las cosas de manera diferente. Contar con herramientas así, sin duda, lo es.

Foto: fly-fut.com

Fuente: www.as.com

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