El regreso triunfal de Ricciardo
Por Mauro García Forti
Si hubiese que definir el último año de Daniel Ricciardo, podríamos decir que ha sido una montaña rusa. El piloto australiano tocó fondo cuando McLaren terminó su contrato con un año de antelación debido al pobre desempeño que había mostrado durante las dos temporadas con los de Woking a excepción de aquella victoria en Monza en el 2021. Christian Horner le dio la oportunidad de ser el tercer piloto del equipo Red Bull, un hecho que en un principio llegó a ser criticado numerosamente debido al pasado lleno de podios y victorias, el cual desaparecía para poner en práctica esas habilidades de Marketing.
El caso es que con la difícil situación en AlphaTauri con el bajo rendimiento de De Vries, se sabía que otro piloto de la familia Red Bull ocuparía el asiento del neerlandés en muy poco tiempo y los candidatos eran Liam Lawson, el cual está compitiendo en la Super Fórmula Japonesa y el propio Ricciardo, que se subía al RB-19 en Silverstone para probar las gomas del año que viene de Pirelli, obviamente no era solamente un test de neumáticos, sino también una prueba para el propio Daniel para ver si estaba en forma para volver a competir en la élite.
El desempeño del australiano dejó muy satisfechos a Marko y Horner, los cuales decidieron despedir inmediatamente a De Vries e hicieron oficial el regreso del hijo pródigo a uno de sus monoplazas, declarando que el haría su debut en el Gran Premio de Hungría.
Ante el anuncio hubo opiniones divididas, la mayoría eran reacciones positivas al tratarse del regreso de un piloto tan carismático como Ricciardo, pero también había opiniones escépticas debido a la última etapa del de Perth en la categoría.
El objetivo marcado para el número “3” en su regreso era estar cerca de su compañero, Yuki Tsunoda, tanto en clasificación como en carrera, pero el “Honey Badger” no se limitó a estar cerca, sino que, con tres sesiones de entrenamientos libres, logró superar al joven japonés pasando a la Q2 y consiguiendo clasificar al peor monoplaza en una meritoria decimotercera posición.
El domingo no tuvo una salida tranquila, Zhou se lo llevó por delante y al final de la última vuelta estaba último, pero con un muy buen ritmo de carrera y un sorprendente stint de cuarenta vueltas con los neumáticos medios, que en el Hungaroring era un número de vueltas más típico del neumático duro. No obstante, Daniel se mantuvo constante con esas gomas y consiguió recuperar posiciones, terminando en decimotercer lugar, quedando de nuevo delante de Tsunoda y ganando el reconocimiento de los fanáticos y de la prensa por un regreso en el que ha demostrado pinceladas de aquel Ricciardo que teníamos en sus años en Red Bull y Renault, cuando era considerado uno de los mejores pilotos de la grilla.
Tener de nuevo a una de las grandes caras de la Fórmula 1 a los mandos de uno de los veinte monoplazas es un soplo de aire fresco para la categoría, que se esforzó enormemente para anunciar que la sonrisa más famosa del automovilismo estaba de vuelta. Habrá que ver si la buena forma de Ricciardo se mantiene en las siguientes carreras, ojalá que este corto descanso fuera de las carreras le permita continuar compitiendo durante muchos años más y encuentre su mejor versión con un monoplaza más competitivo en las próximas temporadas.