De Vries, la última víctima de la familia Red Bull

Por Mauro García Forti

Si hay una realidad que se ha materializado en los últimos años en el mundo de la Fórmula 1 es que los pilotos se concentran dentro de las estructuras que forman las escuderías con más recursos. 

Y sin ninguna duda, si hay una estructura que concentra muchísimo poder, esa es Red Bull. La compañía austriaca ha formado en los últimos dieciocho años una institución en la categoría, al controlar dos escuderías, una que domina la competición y ya es una de las más exitosas de la historia y otra con un palmarés mucho más reducido pero que ha servido para abrir las puertas de la categoría a nuevos talentos. Tal es el peso del programa de la academia de jóvenes talentos de la bebida energética que seis de los veinte pilotos que compiten en la actualidad han tenido o tienen lazos con el equipo capitaneado por Christian Horner. 

Sin embargo, a la vez que son una de las mejores opciones para entrar en la categoría al estar el asiento de un equipo puntero en el aire en caso de que el joven talento muestre un buen nivel en AlphaTauri, se trata de uno de los puestos en donde los pilotos están más bajo presión, al fin y al cabo, cuando uno firma un contrato con los austriacos, sabe que tendrá la mirada crítica de Helmut Marko encima dentro y fuera de la pista. 

Por si esto no fuera poco, los pilotos tienen tiempo limitado para asentarse en la categoría, más de tres temporadas no suelen quedarse, por lo que es una presión constante para los jóvenes novatos que se ponen al volante del AlphaTauri. 

En los últimos años, parece que las promesas de las categorías inferiores no terminan de convencer a la directiva de la escudería y por ello buscaron fuera. 

Este fue el caso de Nyck De Vries, el holandés llegó como reemplazo de Pierre Gasly, un fichaje que a primera vista se veía prometedor, pero que ha terminado decepcionando tras diez carreras en las que no ha estado a la altura de su compañero de equipo. 

Hace semanas se sabía que no estaban contentos con su desempeño e incluso se supo que Horner no quería ficharlo, sino que fue una apuesta del veterano Helmut. Sea como sea, el neerlandés ha sido despedido después del último Gran Premio de Gran Bretaña y ni siquiera se le ha dado las gracias por sus servicios, un gesto que ha sido muy criticado. 

Las razones del despido las dejó muy claras como siempre Helmut Marko. Nyck no había progresado en términos de ritmo en todo este tiempo y no es un “rookie” como para que se le deba dar este tiempo de adaptación tan largo. 

Lo cierto es que De Vries anteriormente sólo había disputado un Gran Premio antes, el de Italia el año pasado, pero lo cierto es que cuando no eres la primera opción del equipo, o lo haces todo a la perfección o cualquier paso en falso será la excusa perfecta para que te muestren la puerta de salida. 

El sustituto el resto del año será Daniel Ricciardo, que luego de hacer unos test de Pirelli muy buenos convenció a Marko y a Horner de ser el candidato perfecto para liderar el equipo pequeño de los toros rojos. 

Esta situación con De Vries puede parecer cruel y despiadada, pero lo cierto es que así funcionan las cosas en la familia Red Bull, lo primero siempre es tener a los pilotos más rápidos y ese objetivo hay que lograrlo a toda costa. 

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