Las Dos Caras de Ferrari
Por Mauro García Forti
El pasado domingo en Le Mans Ferrari hizo historia. Luego de cincuenta y ocho años desde su última victoria y en su regreso al legendario circuito francés después de cincuenta años sin participar en las 24 horas de Le Mans, los italianos se llevaron el triunfo con el prototipo número 51 pilotado por Alessandro Pier Guidi, James Calado y el ex piloto de F1 Antonio Giovinazzi con un carrerón en el que el trío de corredores consiguieron sobreponerse a los problemas de estrategia ya tradicionales en la escudería y a los incidentes de la carrera, incluida la lluvia y un trompo para vencer al Toyota número 8 y acabando así con el dominio de cinco años de los japoneses en la legendaria carrera.
Sin embargo, que la escuadra de Maranello haya conseguido su décima victoria en Le Mans y que la primera bandera colgada este año en la sede de la Scuderia sea por el equipo del Campeonato Mundial de Resistencia, no ha hecho más que aumentar las críticas hacia la estructura de Fórmula 1.
Las mejoras traídas hasta el momento no han funcionado, el concepto inicial del monoplaza ha sido dejado de lado por un diseño de pontones más parecido al Red Bull, los problemas de degradación que llevan sufriendo desde el año pasado siguen estando ahí y la velocidad en clasificación de principios de temporada parece que también está comenzando a desaparecer.
Por si todo esto no fuera poco, el SF-23 es un coche muy difícil de conducir, clara prueba ha sido el fin de semana en España de Leclerc, en donde el monegasco sufrió en todas las sesiones al ser imposible para el equipo encontrar una configuración buena para la clasificación, que fue un desastre al ser el penúltimo en la la arrancada. Destruyendo así sus opciones viendo el pésimo ritmo del monoplaza rojo en Barcelona, donde la mejor posición del equipo fue el quinto de Sainz luego de ser superado por los Mercedes y Pérez.
No hay rumbo fijado en el equipo y eso es un peligro serio en una escudería que es la mayor institución en la categoría, ya que los primeros indicios de tensiones entre diversos departamentos del equipo por la falta de progresos ya han salido a la luz y esto es un golpe mortal para el futuro a corto plazo de la Scuderia.
Frédéric Vasseur deberá ponerse la gorra de capitán y comenzar a hacer al equipo remar en una sola dirección, porque si ya es vergonzoso para Ferrari llevar sin ganar el campeonato dieciséis años, más lo es que surja una crisis en la división de Fórmula 1 de la casa del “Cavallino Rampante” mientras que en la otra competición en la que participa la estructura acaban de conseguir una gesta histórica y todavía luchan por el título en el Campeonato del Mundo de Resistencia.
Foto Cortesía de Ferrari