La última revolución frente a las lesiones deportivas
Por Raquel Bonilla
Salir a correr, practicar natación o jugar un partido de fútbol el fin de semana sirven para mover el cuerpo y ganar en salud. Sin embargo, cuando no se realizan en condiciones adecuadas o suponen un esfuerzo excesivo, como en los deportistas de élite, acarrean la aparición de problemas. «Una de las principales fuentes de lesiones, tanto musculares, tendinosas como de cartílago y de articulación y, por lo tanto, de generación de artrosis, es la práctica deportiva en malas condiciones o de alta competición», advierte Josep Vergés, presidente de la Fundación Internacional de Osteoartritis, OAFI, impulsor, junto al Comité Olímpico Internacional y la Fundación Atlético de Madrid, del III Congreso Articulando el deporte, celebrado esta semana en Madrid.
La artrosis es una enfermedad crónica sin cura que ya afecta a más de siete millones de españoles. «Y se estima que aparecerá en tres de cada diez jugadores de fútbol profesional de nuestro país», asegura José María Villalón, jefe de Servicios Médicos del Atlético de Madrid, quien hace hincapié en que «se estima que un 30% de los deportistas de élite de diferentes disciplinas llegará a sufrir artrosis a lo largo de su carrera deportiva, con las consecuencias físicas y psicológicas que supone esta enfermedad».
Más en mujeres
Si los jugadores de fútbol conviven con la espada de Damocles de las lesiones, más aún lo hacen las mujeres que practican este deporte, ya que su riesgo se triplica. «La lesión del ligamento cruzado anterior en futbolistas femeninas federadas es hasta tres veces mayor que en los varones. Esto resulta muy grave, ya que tiene un potencial muy lesivo a largo plazo, pues puede desencadenar artrosis. Y esto no ocurre sólo en las deportistas de élite, sino que también aparece en las mujeres que se inician en deportes de forma amateur. Existen factores que influyen, como las variables anatómicas, el componente hormonal o el cansancio, que pueden estar detrás de todo ello. Por eso hay que conocer por qué aparecen para poder prevenirlas», asegura Roberto Seijas, miembro del departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Quirónsalud de Barcelona.
En este sentido, Ana de la Torre, presidenta de la Asociación Española de Médicos de Equipos de Fútbol (Aemef), reconoce que «la morfología de la mujer y los cambios hormonales predisponen a que ellas tengan muchas más roturas de ligamento cruzado, sobre todo cuando están más cercanas a la fase de ovulación. Tampoco hay que olvidar que ellas suelen tener más déficit de calcio y vitamina D, lo que hace que los huesos no sean tan resistentes. Por eso, la tendencia pasa por adaptar los entrenamientos y el esfuerzo físico en función del ciclo menstrual y usando suplemento cuando es necesario».
A pesar de que cada vez vemos a profesionales del deporte compitiendo a edades más avanzadas (desde el futbolista Joaquín, con 41 años, hasta el tenista Rafa Nadal, con 36, pasando por el ciclista Alejandro Valverde, con 42 años), lo cierto es que «el deporte de competición no es saludable para las articulaciones. Cada disciplina tiene sus lesiones, pero el fuerte desarrollo de la Medicina y de la Traumatología deportiva nos permiten ver todavía grandes profesionales compitiendo, aunque las lesiones musculares siguen siendo nuestro caballo de batalla», asegura Óscar Luis Celada, médico de la Selección Española de Fútbol, quien apuesta porque «el ejercicio físico se emplee como si fuera una medicación, es decir, hay que indicarlo y pautarlo como un fármaco, ajustando las dosis según las características de cada paciente».
Y esta recomendación es válida para todos, ya que las lesiones osteoarticulares no son solo cosa de los deportistas de élite. De hecho, tras el parón de la pandemia, «asistimos a una concienciación mayor sobre la importancia de la actividad física, pero la falta de un inicio controlado es uno de los factores que hacen que aumenten exponencialmente las lesiones. La edad y la comorbilidad (hipertensión, patología cardiovascular o musculoesquelética), también juegan en contra», advierte Karin Freitag, directora de la Clínica DKF, especialista en Reumatología y Medicina regenerativa y deportiva.
Medicina regenerativa como revolución
Frente a todo ello, la Medicina regenerativa sigue dando pasos de gigante al rescate del deportista y lo hace de la mano de las terapias avanzadas, que «son medicamentos altamente innovadores que se basan en el uso de genes (terapia génica), células (terapia celular) o tejidos (ingeniería tisular) para prevenir o tratar diversas enfermedades, también las relacionadas con el deporte, como la reparación del cartílago articular, aunque todavía queda mucho por hacer», anticipa Sol Ruiz, jefa de división de productos biológicos, terapias avanzadas y biotecnología de la Aemps.
En lo que más se ha evolucionado en los últimos años es, según Ruiz, en el uso del plasma rico en plaquetas (PRP). Y así lo confirma Karin Freitag, quien investiga, desarrolla y mejora esta técnica. «La capacidad de regenerar tejidos dañados, el acortar los tiempos de inactividad deportiva y el asegurarnos la recuperación de la lesión son algunas de las ventajas de esta Medicina cada vez más en auge. En nuestro caso, ofrecemos un novedoso PRP que asegura la máxima calidad frente a los convencionales. Así, con una única extracción de sangre obtenemos las dosis necesarias para aquellas lesiones que puedan surgir durante un año. En los casos más severos de artropatías degenerativas en deportistas realizamos en el quirófano perforaciones óseas donde se introduce el PRP en la zona a tratar. Los resultados están siendo muy buenos y los deportistas, tanto profesionales como amateurs, refieren un alto grado de mejoría y satisfacción», explica Freitag.
Célula como medicamento
En esta misma línea también trabaja el doctor Pedro Guillén, presidente de Clínica Cemtro, quien asegura que «la célula es un medicamento y una oportunidad terapéutica clave. La Medicina actual va por el camino de tomar la célula sana del paciente, multiplicarla y usarla allí donde haga falta. Otra cuestión es la genética y su empleo para tratar lesiones, pero modificar algo así podría abrir el debate del ‘‘dopping’’ genético», advierte.
Otro buen ejemplo de lo que está por llegar es el estudio TriAnkle, basado en la bioimpresión 3D de implantes de colágeno en pacientes con tendinopatías. En él participan 14 centros de investigación de Europa, entre los que se encuentra OAFI y el FC Barcelona, entre otros. «El fin es encontrar una nueva terapia que, a través de unos andamiajes de gelatinas de colágeno impregnados con factores de crecimiento y manipulados con tecnología 3D ‘‘bioprinting’’, sean capaces de implantarse en las estructuras dañadas, fundamentalmente de cartílago y tendón, y regenerar los tejidos. Se está probando en animales para alcanzar la evidencia científica necesaria», explica Gil Rodas, miembro de los Servicios médicos del FC Barcelona.
Con todo ello, «el futuro de la Medicina pasa por la cirugía mínimamente invasiva, el estudio genético de las condiciones del atleta y la aplicación de la célula como un medicamento; sin olvidar los grandes avances que hay en el tratamiento del músculo, que permiten acortar la recuperación hasta en un 60% de tiempo», avanza Guillén. Y esto que ahora vemos solo en los deportistas de élite, «pronto acabará llegando al ciudadano de a pie», augura Villalón.
Medicina del Deporte, una especialidad urgente
Si hay algo en lo que todos los expertos están de acuerdo es en la necesidad de volver a dar entidad propia a la especialidad de la Medicina deportiva. «Resulta urgente que se logre este reconocimiento para que las nuevas generaciones de médicos puedan formarse correctamente. Vemos cada vez más personas que practican deportes, con el incremento de las lesiones que ello implica, por lo que nuestra labor es determinante. Y no solo cuando aparece un problema, sino para prevenirlos, lo que reduciría el impacto económico, sanitario y social que provocan las lesiones», reclama Villalón.
Foto: Dreamstime
Fuente: www.larazon.es