Un futuro prometedor para Latinoamérica en la F1

Por Mauro García Forti

Llegar a la Fórmula 1 es muy difícil, pero ser latinoamericano y conseguir llegar a esta categoría es una misión casi imposible. 

Que Checo Pérez sea el único representante de una zona del mundo con tantos millones de habitantes demuestra lo difícil que es entrar a la competición más prestigiosa del automovilismo. 

Para un piloto nacido en América, existe un hándicap muy grande, hay que viajar a Europa en todo momento debido a que la mayoría de las competiciones que sirven para lograr estar en el foco de la Fórmula 1 se disputan en ese continente. 

Esto no es para nada barato y por esta razón, normalmente llegan muy pocos a estar en la senda con destino a la Fórmula 1. Esta situación no tranquiliza demasiado a los fanáticos que ven cómo Pérez se está convirtiendo en uno de los más veteranos de la competición a sus treinta y dos años y por detrás no se percibe fácilmente un relevo generacional para el mexicano. 

No obstante, esta semana han aparecido dos noticias muy importantes para el futuro de la representación latinoamericana en los circuitos. 

La primera es el anuncio de Franco Colapinto como nuevo integrante de la Academia de Pilotos de la escudería Williams. 

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Luego de hacer una primera temporada muy sólida en Fórmula 3, donde consiguió dos victorias, cinco podios y una pole position, el argentino de diecinueve años cambiará de equipo al marcharse de Van Amersfoort Racing para llegar a las filas de MP Motorsport, una estructura más competitiva que le brindará la oportunidad de pelear por primera vez por llevarse el título de la F3 y continuar el camino hacia la Fórmula 1 con el respaldo de un equipo legendario como Williams.  

Conocido ya como la gran esperanza argentina, Franco tiene un futuro muy prometedor para convertirse en el primer piloto de Argentina luego de más de dos décadas de ausencia del país de Fangio y Reutemann en la máxima competición. 

El protagonista del segundo suceso tiene un apellido muy familiar para los seguidores de las carreras. 

Se trata de Sebastián Montoya, que acaba de ser anunciado como nuevo integrante de la Academia de Pilotos de Red Bull. 

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El hijo del legendario Juan Pablo Montoya ya era deportista de la marca de bebidas energéticas, pero por fin ha pasado a ser parte de la cantera de la estructura campeona del mundo de Fórmula 1. 

Sin duda esto es una gran noticia, la de Red Bull es una de las mejores academias y clara prueba de esto es que en la temporada pasada teníamos a siete pilotos que habían pertenecido al programa de formación de los austriacos. 

Para el joven de diecisiete años esto es una oportunidad dorada, ya que cuando estás con los de Milton Keynes las puertas de la Fórmula 1 están un poco más abiertas al disponer de dos monoplazas más en la grilla al tener también al equipo AlphaTauri. 

Sin embargo, a la vez que puede poner todas las facilidades para llegar a la Fórmula 1 también puede producir una gran presión. Si no se logran los objetivos propuestos, el Doctor Helmut Marko no dudará en mostrar la puerta de salida a los que no dan la talla. 

A Sebastián no le espera un camino de rosas, es previsible que correrá en Fórmula 3 este año en su primera temporada completa después de haber hecho un gran debut con una octava posición en Zandvoort la temporada pasada con el equipo Campos Racing. Pero una cosa está clara, si quiere progresar hasta la Fórmula 1 sólo le valdrá conseguir buenos resultados. 

Estos dos jóvenes pilotos son ahora mismo unas de las apuestas más fuertes de Latinoamérica junto con corredores como Patricio O’Ward, Felipe Drugovich o Rafael Camara para acabar siendo parte de la Fórmula 1 en un futuro próximo. 

Todavía no sabemos si alguno de estos jóvenes talentos conseguirá dar el gran salto, pero desde luego, la semilla de la esperanza ya está plantada. 

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