Se acabaron las risas en Red Bull
Por Mauro García Forti
El equipo Red Bull este año ha arrasado. Si bien es cierto que Ferrari les ha ayudado fallando en numerosas carreras, el dominio de los monoplazas de la bebida energética ha sido incontestable.
De las 21 carreras que llevamos, sólo cinco trofeos de ganador no han acabado en las vitrinas de los austriacos esta temporada, una noticia fantástica tanto para la moral de los trabajadores como para los intereses de los patrocinadores.
Los dos mundiales (Pilotos y Constructores) ya están asegurados, pero falta una cosa para completar un año perfecto, el subcampeonato de pilotos.
Leclerc y Pérez se juegan ser segundos en el campeonato y parece que ambos están decididos a acabar delante del otro. Red Bull está comprometido a lograr el cometido del mexicano, prueba de ello está en las órdenes dadas en el último Gran Premio en Brasil a ambos pilotos.
Charles iba por delante de Checo y desde el muro de ingenieros llegó un plan en el cual se debía dejar pasar a Verstappen que iba con gomas más nuevas, para que intentara pasar al hombre de Ferrari y de esta forma hacerlo perder más puntos.
Sin embargo, Max no pudo avanzar y por radio le pidieron que devolviese la posición a su compañero de equipo, cosa que el campeón del mundo ignoró y cruzó la meta delante de Pérez.
La molestia de Sergio por la radio se hizo evidente nada más cruzar la línea de meta. Con una frase demoledora (“ya sabemos cómo realmente es”) y una sincera disculpa por parte de Christian Horner, jefe del equipo, veíamos como una enorme grieta se abría en ese grupo sólido que era el equipo Red Bull. Por el lado de Verstappen, sus palabras no mejoraron la situación cuando por la radio dijo secamente que ya lo había hablado en verano con el equipo y que tenía sus razones.
La tensión creció todavía más cuando un Pérez muy disgustado llegó a los medios y dijo que estaba sorprendido, ya que, si no hubiese sido por su ayuda en ciertos momentos clave, el holandés no sería dos veces campeón del mundo. Mientras que esto pasaba, a Max le estaban regañando Christian Horner y Helmut Marko (asesor de la escudería), siendo esto una situación que no ocurría desde las primeras temporadas del joven piloto en la categoría.
Finalmente, los pilotos y el propio equipo lanzaron mensajes de conciliación, en los que declaraban que el problema quedó resuelto y culminando con un mensaje de Max en el que dejaba claro que ayudaría a su compañero en la última carrera de la temporada si tenía la oportunidad.
Luego de todo esto, si hay alguien cuya imagen ha salido perjudicada es Verstappen. Con el mundial conquistado desde hace varias carreras, no había ninguna razón para no devolverle uno de tantos favores que su compañero le ha hecho.
Es cierto que, si quieres ser de los mejores en este deporte debes ser egoísta, pero cuando lo que está en juego es una sexta posición eso no aplica y lo cierto es que ha perdido el respeto de muchísimos fanáticos del deporte.
La prensa holandesa dijo que la razón por la que Max no dejó pasar a Checo fue por la clasificación en Mónaco, donde el mexicano tuvo un accidente que provocó que la sesión terminase antes de tiempo, dejándolo por delante de su compañero al día siguiente. Los medios neerlandeses dijeron que el accidente había sido a propósito y que lo había confesado a sus jefes.
Si bien la imagen es sospechosa, ya que el de Guadalajara da un golpe muy brusco de acelerador en una zona lenta, albergar ese resentimiento cuando el campeonato ya ha sido ganado con muchísima ventaja no es sano ni para la cabeza de Verstappen ni para el bienestar de un equipo que quiere dominar el deporte en las temporadas futuras.
Entre los dos pilotos es evidente que se ha producido una rotura en la estrecha relación que tenían, ya que se han dejado de seguir en las redes sociales. Quizá la próxima vez que haga falta, Checo no será tan amable como lo ha sido hasta ahora cuando le pidan dejar pasar a Max, por lo que es muy posible que este sea el inicio de una complicada convivencia en la escudería de Milton Keynes.