Ganó el fútbol
Por Leopoldo Carrasquero
Boca Juniors ganó el título de la Superliga Argentina luego de empatar en la Bombonera con Independiente de Avellaneda a dos tantos, resultado que le alcanzó porque su inmediato perseguidor, Racing, perdió como local frente a River, quien le entregó el título a su rival de toda la vida.
Fue una semana donde hubo muchísimas especulaciones, donde las casualidades se dieron para que las rivalidades se entrecruzaran. Boca llegaba con la ventaja de un punto sobre Racing y recibía a Independiente, Sí, el máximo rival de Racing, mientras estos recibían a River, el máximo rival de Boca.
Esta casualidad presentó la disyuntiva para Independiente y River, si gano estoy beneficiando a mi máximo rival, si juego para no ganar estaría deshonrando el juego a cambio que mi rival no celebre. Los fanáticos de ambos clubes tenían opiniones divididas y con eso llegó el domingo.
Para ponerle más morbo, los estadios de Boca y Racing los separan menos de 5 km, lo que requirió operativos de seguridad más rigurosos y así comenzó a rodar el balón. Con un penal Independiente se fue arriba en el marcador y lo celebraba el Cilindro, algo impensado antes de la fecha. Boca luego lo pudo empatar, mientras en Avellaneda ambos porteros eran héroes y se cerraba con empate a cero.
En el segundo tiempo Sebastián Villa puso a ganar a Boca con un golazo de tiro libre, mientras Racing pudo adelantarse con penal de Matías Rojas. Hasta allí todo parecía sentenciado sin mayores, contratiempos, hasta que corría el minuto 80 en ambos juegos. River empató con gol de Miguel Borja e Independiente hizo lo propio un minuto después con cabezazo de Javier Vallejo, explotó todo, quedaban 9 minutos más el descuento, donde podía pasar de todo y pasó.
En el minuto 90 pitan penal para Racing, la pena máxima que le daba el título, Jonathan Galván se disponía a patear y enfrente estaba Franco Armani, portero de selección y quien amargó a Boca en muchísimas ocasiones. Armani tapó el penal del campeonato a la academia y a 5 km de allí lo insólito pasaba, jugadores e hinchas lo festejaban como propio (quedará en la memoria colectiva Rojo y Benedetto celebrando) la tapada de Armani y el otro gol de Miguel Borja que en una contra sentenció la victoria de River y el campeonato para Boca Juniors.
Tanto River como Independiente demostraron que el profesionalismo va muy por encima de una rivalidad, son instituciones históricas a las que la sombra de jugar para no ganar son las verdaderas manchas que no se borran. Lo dieron todo para ganar sin mirar el rival ni las circunstancias.
Sobre eso, tras el partido, Marcelo Gallardo, técnico de River Plate y el cual después de 8 años dirigía su último partido oficial con el club, declaró: “Entiendo si hay hinchas de River enojados. Pero hoy respetamos nuestros valores y lo que somos. Resguardamos nuestra dignidad. Estoy contento y orgulloso de sentir eso, más allá de haber beneficiado a nuestro clásico rival. Es paz interna. De lo demás no se vuelve”.
Julio César Falcioni, técnico de Independiente, indicó: “Nunca dudamos en ir al frente. La historia de Independiente marca eso. Ni escuchamos el otro partido en el banco”.
En una liga llena de incongruencias dirigenciales, sospechas con los equipos del poder, el fantasma de la apuesta, el fútbol argentino necesitaba una brisa fresca de honestidad, Independiente de Avellaneda y River Plate, lo hicieron posible. Ganó el fútbol.