Marcel Durbau: así ha diseñado y construido su propio circuito de MTB

Por As Acción

La historia de Marcel Durbau con el MTB Freestyle empieza de bien pequeño, cuando iba en bici con su hermano y sus amigos a la montaña y se construían saltos con dos piedras y una madera. Cómo ha pasado de esas primeras construcciones al espectacular circuito en el que monta ahora con saltos gigantes de tierra es la historia que explica Step by Step, un corto de Pannini Dr. Oetker grabado y editado por Jinxo Films y producido por Marramedia.

Del vídeo se podrían destacar varias cosas. La primera de ellas es que a pesar de empezar con la bici desde pequeñito, Marcel pasó por el Scooter. Con 12 años, de hecho empezó a competir en la disciplina extrema del patinete: “Vi que el nivel de los pros era muy alto y empecé a entrenar cada fin de semana y a probar trucos nuevos que la gente de aquí no hacía […] Con 15 años fui al Campeonato de Catalunya y lo gané, pero el de España no fue como esperaba”.

En este contexto y con la aparición de su amigo Joan, que le hizo recordar lo que era el MTB, decidió volver al ciclismo de montaña: “Cambié porque los saltos en scooter no eran tan grandes y las voladas no eran las mismas, pero también porque el MTB me da más libertad. Tú te haces tus rampas y tus saltos. Es más a tu manera”.

Esto es precisamente lo que ha hecho, construirse sus rampas y sus saltos. “Gracias a los estudios y a la práctica puedo diseñar y construir mi propio circuito. Lo he hecho en Hostalric y está pensado para entrenar las competiciones del FMB World Tour (el circuito de élite de esta disciplina)”, afirma Durbau, quien añade que su objetivo es “competir al máximo para clasifiarme en la categoría Diamond (la máxima)” y su sueño “ir al Crankworx de Whistler (Canadá)”.

Para ello, a sus 24 años, se ha montado un circuito con tres saltos, que vienen a ser un stepdown y dos dobles. En el stepdown, construido sobre unos containers, tiene una rampa bastante empuntada para tirar trucos. Mide entre 6 y 7 metros. Luego viene otra rampa de unos tres metros también bastante empuntada “para poer volar”, explica. Y finalmente un salto más pequeño con un landing de arena blanda “para probar los trucos nuevos”.

Todo ello lo empezó a mover a principios de año. Tras un mes pensando y diseñando vino la máquina para los movimientos de tierra y luego fueron por pasos: “Primero los landings y luego la rampas, para cuadrar velocidades y medidas”. Siempre, claro está, con la ayuda de gente que le ha acompañado toda su vida o que ha conocido gracias a esta experiencia en el MTB: “Sin estas personas sería imposible tener este circuito, porque cada cambio son muchas horas y mucho trabajo”. Y concluye Durbau: “Para nosotros este proyecto nunca terminará. Siempre hay trabajo por hacer y cosas a mejorar. Lo bueno es que podemos hacerlo cuando queramos, porque está hecho 100% por nosotros”.

Fuente: www.as.com

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