Independiente del Valle: humildad y mucho trabajo
Por Leopoldo Carrasquero
El pasado sábado en Córdoba, volvió a sorprender como hace 3 años en Asunción, y se coronó como campeón de la Copa Sudamericana al derrotar al poderoso Sao Paulo de Brasil dos goles por cero. Sus logros no han sido producto de la casualidad, vienen de años haciendo un trabajo muy serio, desde que el empresario Michael Deller adquirió el equipo en 2007.
La estructura organizativa del club se basó en la formación de jugadores. Desde 2010 se desarrolló en la institución el proyecto “Independiente formativa”, con la idea de dar una buena base de jugadores formados en el club para jugar con el equipo de primera. El 2016 vimos los frutos, cuando de esa primera camada salieron jugadores que disputaron la final de la Copa Libertadores, después de haber eliminado a River Plata en cuartos y a Boca en semifinales. A partir de allí el continente conoció a Independiente del Valle.
En 2019, finalmente alcanzó un título continental cuando ganó la Sudamericana ante Colón de Santa Fe, siendo, como en algunos casos excepcionales, un campeón internacional sin haber ganado un título nacional, algo que no tardaría en llegar, ya que en 2021 ganaron el campeonato ecuatoriano al ganarle la final a Emelec.
En la celebración del título tantos fanáticos como directivos destacaban el trabajo humilde que llevó a cabo la institución a lo largo de los años, si bien no es un gran club en cuanto a aficionados y presupuesto, su trabajo es encomiable. Su centro de alto rendimiento se centra en encontrar jugadores por todo ecuador con un sistema de ojeadores que le permite encontrar jugadores con características específicas para probarlos. Lo invitan una semana para que se adapten y prueben con el club y así se va formando su capital humano en cuanto a futbolistas.
De su trabajo serio viene el orgullo ecuatoriano, se vio en Córdoba el pasado sábado no solo camisas negriazules, las casacas amarillas de la selección de Ecuador se veían por muchas partes del Mario Alberto Kempes, porque no representaban solo a la parroquia de Amaguaña en Quito, era la representación de todo un país; y como no serlo si el club ya es asiduo proveedor de la selección mundialista ecuatoriana.
Otro de los aspectos es la familiaridad del club, sus directivos a lo largo de los años se han mantenido en el puesto, esa familiaridad y ese modo de ver el fútbol se ha trasladado a sus hinchas, personas de todas las edades acompañan al club como se vio el sábado, desde Nueva York hasta Buenos Aires, había fanáticos del club y de edad ni hablar, hombres y mujeres de avanzada edad estuvieron presentes para gritar campeón.
Tan familiar es que su técnico, el argentino Martín Anselmi, fue asistente técnico del español Miguel Ángel Ramírez, quien fue el técnico de la primera Copa Sudamericana del club y el mismo Ramírez estuvo en la grada, llorando por la obtención del campeonato, al culminar el partido se retiró de la tribuna para también unirse a la celebración.
Hace 6 años el continente conoció a Independiente del Valle, un club del que vamos a hablar por muchos años más, su estructura es orgullo de un país y un continente.