¿A QUIÉN NO LE VA A GUSTAR?
Por Richard Méndez
Yo también quiero vivir en la playa y trabajar en una ciudad donde la mayoría de los meses del año tengan sol y temperatura veraniega. Se necesita ser muy afortunado para que la vida te entregue esas bendiciones de estar en el paraíso, sin preocuparse por la amenaza de morirse de aburrimiento. Adalberto Peñaranda nació con múltiples bendiciones, esas mismas que le llevaron a ser un talentoso jugador que logró despojar a Messi de uno de sus récords. Adalberto jugando para el Granada se convirtió en el jugador más joven que anota un doblete en un partido de La Liga.
Peñaranda nació en la ciudad de El Vigía, en el estado Mérida y aunque pertenece a la región andina a él le tocó crecer en la zona llana y rodeado de las siembras de plátano. Su talento le llevó rápidamente al fútbol profesional y luego a ser parte de aquella Selección Juvenil que fue subcampeona del Mundo en 2017. Su ascenso le colocó en Europa y desde Udinese pasó por Granada, Watford, Málaga, Eupen, Cska Sofía hasta llegar a Las Palmas. En Canarias fue amor a primera vista, el clima que tanto recuerda a Venezuela, la playa y los lugares para pasarla bien. Volvió a salir el chico joven que quiere divertirse pero que a la misma vez se convierte en dolor de cabeza para el entrenador porque no cumple con la disciplina del equipo. Las lesiones hicieron lo suyo y tras apenas dieciocho partidos regresó a Watford a esperar se decida el futuro.
El mercado de pases hizo que su nombre sonara con mucha fuerza para permanecer en la Segunda División de España con el recién ascendido Ibiza, club con un proyecto ambicioso y que al mismo tiempo está en ese paraíso con el que todos soñamos para vivir. No podemos culparlo por querer irse a esta hermosa isla donde la playa, los restaurantes, discotecas y todo tipo de diversiones se ubican de primeros en la lista. Claro, también hay fútbol pero sin tantas presiones desde la tribuna. Es probable que la bendición le vuelva a poner en el lugar soñado por cualquiera de nosotros, aunque todo lleva un precio que hay que pagar y en este caso debe ser con hacer realidad esa promesa que siempre vimos en su juego y que seguimos esperando se cumpla. Peñaranda debe demostrar de una vez por todas que ya a sus veinticinco años no está dispuesto a desaprovecharlo, que la vida es corta y la etapa productiva del futbolista es mucho más corta aún.
Como venezolanos y amantes de este hermoso deporte que es el fútbol no hay algo que le deseemos más a Peñaranda que finalmente pueda ganarle el partido a las distracciones y la indisciplina. Queremos que Adalberto triunfe y vuelva a jugar más de veinte partidos en una temporada, haciendo goles decisivos y regalando magia a los fanáticos que pagan un boleto para ver el espectáculo. Llegó la hora de devolverle algo a tanta bendición y ponerle esfuerzo y ser parte del hermoso paisaje. A quién no le va a gustar vivir en la playa y ganarse la vida haciendo lo que más nos gusta en la vida, jugar al fútbol. Vamos Adalberto, no la desaproveches más y cúbrete de gloria.