UNA REVANCHA AGRIDULCE PARA FERRARI
Por Mauro García Forti
Luego del espectacular Gran Premio de Gran Bretaña, el Gran Circo llegaba a Austria para completar el primer doblete de carreras del mes de julio.
Lleno durante todo el fin de semana, el Red Bull Ring dio la imagen de lo que supone correr en casa del equipo de la bebida energética.
En las tribunas, las masas del “Ejército Naranja” de Max Verstappen y las bengalas de humo del mismo color ocupaban buena parte de las gradas y del cielo, creando una enorme nube naranja que entraba al circuito y disminuía la visibilidad.
En un fin de semana en el que habría clasificación al sprint el sábado, el equipo Red Bull partía como favorito. Pues el año pasado se dieron un, nunca mejor dicho, paseo por casa en las dos carreras que se disputaron en el corto trazado austriaco.
Por lo tanto, no fue ninguna sorpresa ver cómo el viernes Verstappen se llevaba el primer lugar para salir al día siguiente en el sprint. Sin embargo, la diferencia no sería tan holgada como se esperaba, ya que los pilotos de Ferrari se quedarían solamente a milésimas de la pole.
El sábado, Ferrari se confirmaba como amenaza al ocupar los dos primeros puestos en los últimos entrenamientos libres del fin de semana. Llegó finalmente el Sprint, una oportunidad para ganar posiciones para el domingo. Donde casos como el de Mercedes, cuyos dos pilotos acabaron contra los muros en la clasificación o el de Alonso que sufrió una rotura del suelo de su monoplaza, tendrían que salir más atrás de lo que se esperaba.
Sin embargo, para Alonso fue un desastre cuando un problema en la parte eléctrica de su motor le impidió arrancar el monoplaza. Como consecuencia, vimos cómo de forma inédita le dejaban las mantas térmicas puestas en los neumáticos justo cuando ya estaban formados los coches en la parrilla de salida. Significando esto que no participaría en la sesión y que el domingo tendría que salir último.
Si hubo algo que destacar de lo que ocurrió una vez empezada la clasificación al Sprint, todas las miradas se centraron en la salida de los tres primeros. Un Sainz rebosante de confianza adelantó a Leclerc por el exterior en la curva 1 y le lanzó un ataque por el exterior a Verstappen en la curva 3 intentando ganar el liderato de la prueba. Sin embargo, su compañero de equipo estuvo muy inteligente y volvió a ganarle el segundo puesto al español en la siguiente recta, iniciando así un tenso duelo entre los hombres de rojo.
El madrileño era un poco más rápido que el monegasco, quien dejó claro que no se iba a dejar pasar metiéndole un cerrojazo a su perseguidor, casi expulsándolo de la pista.
La tensión acabó cuando luego de esta acción, Sainz sobrecalentó las ruedas y se limitó a mantener el tercer puesto. Sin embargo, una cosa había sido clara, el duelo de los Ferrari había dado a Max la distancia necesaria para mantener la pole para el domingo.
Cuando llegó el domingo y los semáforos se apagaron, Verstappen lideraba y los Ferrari nuevamente lo seguían muy de cerca, anticipándonos lo que sería un combate a tres bandas por la victoria de una carrera que se vería definida por la alta degradación de los neumáticos y las sanciones por parte de dirección de carrera a los pilotos que hayan excedido los límites de la pista (Cruzar con los cuatro neumáticos la raya blanca que marca el límite del circuito).
Pasaron las vueltas y los bólidos rojos acortaban distancias con el Red Bull de Verstappen, que reportaba problemas de degradación.
La amenaza de Leclerc ya era real y tras unas vueltas en las que el monegasco se asomaba, lanzó su ataque y con una maniobra espectacular en la curva 4, obtendría el liderato de la prueba.
Charles volaba y se alejaba del neerlandés, que comenzaba a ser acosado por Sainz. Ante esta situación, Red Bull mandaba al campeón del mundo a parar en boxes muy temprano, condenándolo a realizar una parada más que sus rivales.
Unas vueltas después, ambos pilotos de Ferrari hicieron su primer cambio de neumáticos y retornaría la misma situación del principio de la carrera, sin embargo, la historia se volvería a repetir.
Leclerc le recortaba segundos por vuelta al holandés y volvería a dar cuenta de él nuevamente para retornar a liderar la carrera. Sainz nuevamente comenzaba a acercarse peligrosamente y el equipo nuevamente metía al número 1 a cambiar los neumáticos otra vez.
Ferrari replicaría la estrategia con sus dos monoplazas y le darían caza nuevamente al vehículo austriaco.
Leclerc por tercera vez adelantaría a Max para consternación de la gran mayoría de los asistentes y el temor crecía cuando Sainz, que era el más rápido de los tres primeros en esos momentos, se acercaba nuevamente a Verstappen para sentenciar el doblete de Ferrari en casa del máximo rival por el campeonato.
Era la vuelta 57 y Carlos era una prolongación del Red Bull, se había preparado bien la salida de la curva 3 para adelantar al holandés en la recta. Ya era suyo, casi lo tenía cuando de pronto... humo.
El motor del Ferrari dijo basta, dejando al español y al doblete de los italianos en la estacada, dándole nuevamente aire a las aspiraciones de Red Bull, que no perdía tantos puntos tras el abandono de Pérez tras un toque con Russell.
La luz a tanta oscuridad producida por el incendio del monoplaza de Maranello la trajo Leclerc, que no sin sufrimiento al reportar problemas con el pedal del acelerador, conseguía por fin tras una larga racha de malos resultados la victoria en un lugar donde no se esperaba que pudiesen ganar y logrando así recortar más puntos con Max.
Ferrari sale de aquí con esperanzas renovadas para ambos campeonatos tras haber mostrado un grandísimo rendimiento en las dos últimas carreras. Sin embargo, la sombra de los problemas de fiabilidad los persigue allá donde van y se ha perdido una grandísima cantidad de valiosos puntos por esto, siendo ya dos abandonos de Sainz por problemas mecánicos y otros dos por el lado de Leclerc.
Ahora, llegan días de descanso para los pilotos, pero no para las fábricas, que deberán trabajar en solucionar estos problemas imprevistos y conseguir actualizaciones. Un sprint final para llegar al último doblete de carreras antes del parón veraniego, siendo el Gran Premio de Francia en el Circuito de Paul Ricard la próxima parada en dos semanas.