“BOUNCING” o “PURPOISING”, UN QUEBRADERO DE CABEZA PARA LOS INGENIEROS

Por Mauro García Forti

Sin ninguna duda, el gran protagonista cada fin de semana de Gran Premio es el archiconocido “bouncing”, también llamado “purpoising”. 

Este resultado inesperado del regreso del efecto suelo, auspiciado por el nuevo reglamento técnico de esta temporada, ha terminado siendo el tema de conversación más repetido en el paddock. 

El “bouncing” (rebote en español) se trata de un fenómeno producido por los flujos de aire que pasan por debajo de los monoplazas y provoca que en las zonas en donde se alcanzan altas velocidades los coches comiencen a rebotar. 

Si estuviésemos hablando de un vehículo con suspensiones normales esto no sería un gran problema. Pero esto es la Fórmula 1 y su rígida amortiguación, sumado a que van pegados al suelo, supone un gran riesgo para la integridad física de los pilotos. 

Claro ejemplo de esto lo vimos en el Gran Premio de Azerbaiyán, donde la larga recta de dos kilómetros se convirtió en un infierno para corredores como Lewis Hamilton, que sufría en cada vuelta y no podía llegar al final de la recta pisando a fondo por el rebote demoledor de su Mercedes. 

Al final de dicha carrera, el siete veces campeón del mundo salía de su coche con dificultades por los evidentes dolores de espalda que tenía, pues no paraba de llevarse la mano a la zona afectada. 

La imagen del dolorido campeón determinó el límite de tolerancia contra el “bouncing”.  

Mercedes, la escudería más afectada por este problema, que provoca el déficit de rendimiento que han experimentado este año, se quejó a la FIA intentando que se llegara a una resolución definitiva del problema. 

Sin embargo, la jugada de la formación alemana le puede haber salido por la culata, puesto que la FIA determinó que los equipos deberían levantar el suelo de los coches del asfalto para evitar este problema, lo que supone una enorme pérdida de rendimiento para los monoplazas. 

Esta decisión, que fue tomada para el Gran Premio de Canadá, fue pospuesta para el Gran Premio de Francia. 

En ese fin de semana los equipos deberán tener el problema resuelto con la amenaza de que, si no cumplen con el límite de “purpoising” impuesto por la federación internacional, serán descalificados de la carrera.  

Escuadras como Mercedes o Red Bull se han mostrado contrarios a esta decisión, claramente temerosos de sufrir una pérdida de rendimiento que les haga dejar de ser competitivos. El equipo austriaco, que ha solucionado el problema desde hace varios Gran Premios, podría perder su ventaja contra Ferrari, que sufre más de “purpoising”. 

¿Qué es más importante? ¿La salud de los corredores o el rendimiento en pista de los monoplazas? 

Parece que algunas escuderías no lo tienen claro. 

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