LA RESURRECCIÓN DE SAINZ

Por Mauro García Forti

Sin ninguna duda, el Gran Premio de Gran Bretaña es uno de los más esperados por los fans de la Fórmula 1. Con el Circuito de Silverstone como sede, la competición vuelve otro año más al lugar que la vio nacer. Y desde luego, el ambiente en el circuito demostraba el amor del público inglés por las carreras. 

Como prueba evidente de ello, los 400.000 espectadores que asistieron al circuito para presenciar lo que seguramente haya sido la mejor carrera de lo que llevamos de año. 

El caprichoso clima veraniego inglés recibió a los equipos con lluvias fuertes y momentos en los que el sol aparecía con timidez, dando como resultado sesiones de entrenamiento con resultados inusuales. 

De esta forma llegó la clasificación y una vez más, la lluvia hizo acto de presencia, dando lugar a un orden inesperado como la décima posición conseguida por Latifi en un Williams que no tenía las actualizaciones que tenía su compañero de equipo, la mejor clasificación de su trayectoria en F1. 

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Por delante, la lucha entre los Red Bull y los Ferrari se repetía bajo la lluvia. 

Con un Pérez muy lejos de Leclerc, Verstappen y Sainz, las tres primeras posiciones cambiaban cada vuelta. En el último intento, el monegasco y neerlandés cometieron errores finalizando su vuelta y fue el madrileño, que logró completar una vuelta sin errores, el que acabaría llevándose la pole. Siendo esta la primera de su carrera deportiva. 

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Llegó el domingo y con él, un sol brillante que daba lugar a unas condiciones perfectas para correr. 

Se apagaron los semáforos y la primera curva dio lugar a una carnicería en la que cinco monoplazas se vieron envueltos. Entre ellos estaba el Alfa Romeo de Zhou, que volcó y acabó volando por encima de las protecciones y estrellándose contra la valla. Si no hubiese estado el halo en el coche, el accidente del piloto chino podría haber llegado a ser mortal. 

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Por la magnitud del incidente, sacaron la bandera roja para recoger los escombros y los coches destruidos. Ya despejada la pista, hubo una nueva salida en la que Sainz defendió la posición ante Verstappen. Leclerc y Checo se tocaban en la curva 4, lo que provocaría que ambos rompieran el alerón delantero. 

El mexicano tuvo que pasar por boxes y se veía relegado a la última posición. Por delante, Verstappen incrementaba la presión sobre Sainz y acababa ganando el liderato cuando el español cometió un error y se salió de la pista. 

Sin embargo, poco le duraría la alegría al campeón del mundo cuando una vuelta después Sainz lo volvió a pasar. Todo apuntaba a un pinchazo lento, pero cuando cambió las ruedas las sensaciones no mejoraron y quedaba claro que el holandés había pasado por encima de escombros y roto el chasis. 

Con los Red Bull fuera de combate, Ferrari tenía un doblete fácil en la mano. Sin embargo, la amenaza para los bólidos rojos era de plateada. 

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Lewis Hamilton iba a la caza de los coches de Maranello con un ritmo demoledor y comenzaba a inquietar al muro de ingenieros de los italianos. Por radio les indicaban aumentar el ritmo y Leclerc comenzaba a ser más rápido que Sainz, por lo que llegaron las órdenes de equipo y el monegasco pasaba a liderar la carrera. 

Cuando parecía que Leclerc tenía el triunfo en la mano con un ritmo espectacular con el coche roto, el Alpine de Ocon se quedaba parado en medio de la pista y salía el coche de seguridad, dando lugar a la locura en las últimas vueltas. 

En otro estropicio estratégico de Ferrari, a Leclerc le mandaron que no entrara en boxes, quedándose con neumáticos duros viejos mientras todos sus perseguidores habían cambiado a ruedas blandas nuevas. 

Al reconocer el error, por radio le mandaron a Sainz que en la resalida dejara un espacio de diez coches de distancia con Charles para que este pudiese alejarse. Ante esto, el español se mostró reticente, sabiendo que esa estrategia podría costarles la victoria debido a que Leclerc iba a ser terriblemente lento por el estado de sus neumáticos. Con un icónico “Stop inventing” como último mensaje, el destino de la carrera estaba sellado. 

Con la bandera verde, Carlos se lanzó a atacar a su compañero de equipo y lo adelantó en la recta posterior a la curva 5, marchándose hacia la bandera cuadros a un ritmo brutal, marcando vueltas rápidas en cada giro que pasaba. 

Un Leclerc mucho más lento tuvo que ocupar el rol de defensor de la cabalgada de Sainz al resistir los ataques del grupo de perseguidores conformado por Hamilton, un Pérez que regresaba desde el fondo de la parrilla, Alonso y Norris. 

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La batalla de este grupo por el podio es seguramente una de las acciones del año, en donde brillaron la sucesión de rebases entre el monegasco, el mexicano y el de Mercedes. Destacaron el doble adelantamiento del heptacampeón del mundo sobre el Red Bull y el Ferrari que luchaban en la última curva y el pasadón por el exterior de Leclerc sobre Hamilton en la rapidísima curva de Copse con neumáticos viejos y con el alerón roto. 

Sin embargo, era evidente que Leclerc no aguantaría mucho más y acabó cediendo ante sus rivales, viéndose condenado a defenderse de los ataques del Alpine de Alonso. 

Por delante, Sainz mantenía una cómoda ventaja y veía la bandera de cuadros, consiguiendo así la primera victoria de su carrera deportiva en la Fórmula 1, rompiendo la racha de triunfos de Red Bull y acercándose a los tres primeros en la tabla de la clasificación del mundial de pilotos. 

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Por detrás Verstappen lograba acabar séptimo, lo que ayuda a sanear ligeramente los puntos perdidos contra sus rivales. 

Como cara negativa, Ferrari nuevamente ha perdido la oportunidad de sumar puntos para ambos campeonatos y recortar la distancia con Red Bull. El fallo con Leclerc puede haberle costado el campeonato de pilotos al joven de Mónaco, porque una victoria de Charles el pasado domingo habría supuesto que se colocara a treinta puntos del liderato, lo cual, sin estar cerca, crea más oportunidades para campeonar. 

Por otra parte, Lo de Sainz es un ejemplo claro de constancia. Quizá no sea tan rápido como Max o Leclerc, pero si hay algo que le caracteriza, es su incansable mentalidad trabajadora y su habilidad para leer las carreras y hacer estrategias sobre la marcha que le han ayudado a conseguir el mejor resultado de su vida y a recomponerse del que posiblemente ha sido su peor arranque de temporada en lo que lleva en Fórmula 1.

 No habrá que esperar demasiado para ver el siguiente asalto en casa de Red Bull, donde Verstappen buscará ganar por cuarta vez en el Red Bull Ring. Gran Premio de Austria este fin de semana. 

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