Kai Lenny: “Las risas de la gente del acantilado fueron gasolina y yo le prendí fuego”
Por As Acción
El último capítulo de la temporada de Life of Kai engaña. Porque empieza con unos mates en una canasta con una mandarina y acaba por todo lo alto. Entre ambas cosas, los hermanos Lenny -Kay y Ridge- viajan al BSR Surf Resort de Waco, Texas (Estados Unidos) para practicar aéreos. "Mi objetivo es aprender maniobras que nadie más haya realizado, como rotaciones dobles", asegura el waterman de referencia en el mundo. Resuenan también las palabras sobre su hermano: "No tiene ni idea de lo bueno que será y de cómo está mejorando, no muchos tienen su actitud". Las imágenes de acción en estas famosas olas artificiales tejanas son una pasada.
Es a partir del minuto 8 cuando empieza la parte más seria del capítulo. La del Súpersábado en Jaws (Pe'ahi, Maui, Hawái), con las olas gigantes más grandes de la temporada. Tras una breve introducción sobre la relación entre el surfista y el piloto del jet ski -en este caso Ridge y Kai Lenny- se pasa a la acción, que ya advierten: "No salió como lo habíamos planeado".
Para empezar, aseguran que cuando llegaron al pico se encontraron un "circo total: gente en jet ski que no debería estar, windsurfers, kiters... era peligroso. Ya entiendo que hay mucha gente que quiere surfear esas ola, pero había gente gritándome a mí como si no fuera mi spot. Yo respeto a todo el mundo, pero tienes que respetarme".
Luego vienen unas imágenes de buenas olas de Ian Walsh, Albee Layer, Justine Dupont y los propios Ridge y Kai Lenny. Este último, pero, cae. Tras el wipeout pierde la tabla y acaban con el jet ski en las rocas. Salen imágenes de sus padres preocupades. Se ve a Lenny comentar "¿qué cojones ha pasado?". Y cuando ya parecen estar a salvo en las rocas, entonces viene una ola y les arrastra de nuevo: "Había gente en los acantilados riendo: ¿os reís de mí por intentar sacar mi moto de agua de las rocas?¿os parece gracioso?". Llega el momento duro, en el que se plantea si ha hecho algo mal para llegar allí, si todo lo que ha entrenado ha servido para algo.
Todo cambia cuando empieza a ver lo que le está ocurriendo como una prueba. "En ese momento lo supe, sí, era un test y la manera de pasarlo iba a definir lo que seré el resto de mi vida, voy a por las mayores olas del día", asegura Lenny. Dicho y hecho. Acompañado de su hermano, de quien destaca que estaba llí en el momento oportuno, vuelven al pico. Y concluyen: "La gente del acantilado fueron la gasolina, yo le prendí fuego".
Fuente: www.as.com