EL RETORNO DE LA BESTIA

Por Mauro García Forti

Con unas condiciones climatológicas adversas, tal y como suele ocurrir en esta zona de Francia, el Circuito de Le Mans se vestía de gala para recibir con los colores azul y negro y el número 20 de su ídolo local, Fabio Quartararo, que llegaba con el objetivo de romper la sequía de los pilotos franceses en su país en la categoría reina de las dos ruedas.

Cabe destacar que el mítico trazado francés lleva siendo territorio Ducati desde 2020 y las “Balas de Bolonia” no decepcionaron, volando sobre el asfalto ya desde el comienzo de las jornadas de entrenamientos.

Cuando llegó el sábado, las motos italianas les ganaron la partida a sus rivales japoneses, consiguiendo Pecco Bagnaia y Jack Miller, ambos pilotos del equipo de fábrica de Ducati, las dos primeras posiciones respectivamente. Detrás de ellos, un brillante Aleix Espargaró colocaba su Aprilia en tercer lugar, delante de un Quartararo que partía como favorito y que a principios de la sesión se había colocado con el mejor tiempo. Sin embargo, el francés vería como su Yamaha acabaría colándose en las primeras cinco posiciones rodeado de las monturas transalpinas ya que Enea Bastianini partía quinto.

En la carrera, con una estupenda salida de las Ducati, veíamos como Miller despegaba hacia la primera posición y Bastianini se ponía segundo al llegar a la primera chicane con Bagnaia y Rins pisándole los talones. Espargaró, que nuevamente padecía los crónicos problemas del embrague en la salida de la Aprilia perdía puestos y se veía forzado a remontar. Lo mismo le pasó a Quartararo, que con su mala salida se vio condenado a volver a los puestos desde donde había salido, teniendo que superar difíciles obstáculos como fueron Nakagami y Márquez.

Por delante, las Ducati oficiales se alejaban de sus perseguidores y mantenían una pequeña lucha en la que Bagnaia se impuso y comenzó a establecer un ritmo de cabeza de carrera que muy pocos pudieron seguir en lo que parecía un paseo tranquilo con superioridad hacia una nueva victoria como ocurrió hace dos semanas en el Gran Premio de España.

Sin embargo, desde la tercera posición, Bastianini a los mandos de su Ducati Desmosedici GP21 tenía otros planes. Con su fino estilo de pilotaje, que ayuda a cuidar los neumáticos para las vueltas finales, “La Bestia” acechaba a los pilotos del equipo oficial de la firma boloñesa, que manejan la última actualización de las balas rojas, la Desmosedici GP22.

A pesar de contar con una maquinaria del año pasado, el italiano comenzó a aproximarse a los dos primeros y tras pegarse a Miller, dio cuenta de él con enorme superioridad a 16 vueltas para el final, dejándolo atrás y comenzando la caza de su compatriota Bagnaia, que había creado una pequeña distancia con sus dos perseguidores.

Cada vez que la Ducati del líder pasaba por la línea de meta, su equipo le mostraba en la pizarra cómo la distancia iba cayendo de forma crítica. Pecco a la desesperada apretó el ritmo, pero Enea ya había sacado las garras y arañaba varias décimas de segundo por vuelta, por lo que ya a 7 vueltas para el final, el piloto del equipo Gresini estaba justo detrás preparado para lanzar el ataque. Y así, la batalla comenzó.

Bastianini se lanzó al final de la recta de meta por el interior en la chicane y Bagnaia se la devolvería en la siguiente curva quedando Enea pegado a la rueda trasera de su moto, creando una presión que hizo que Pecco se saliera del circuito y dejara la victoria en bandeja para “La Bestia”.

Para mayor tragedia en el box de Ducati, Francesco Bagnaia, descentrado por el error que acababa de cometer, se cayó en la última curva de esa misma vuelta, tirando a la basura un buen paquete de puntos que lo volvían a meter de lleno en la pelea por el título mundial que se le escapó de los manos el año pasado, tras un fin de semana en el que había estado espectacular en todas las sesiones.

De esta manera, Bastianini se llevaba su tercera victoria de la temporada tras haber estado desaparecido en las dos últimas citas, quedándose a ocho puntos de Quartararo, que sigue como líder del mundial y acercándose cada vez más a ser el sustituto de Miller en el equipo de fábrica de Ducati.

El podio lo completaron el propio Miller, que rescató la segunda plaza para salvaguardar el honor de su escuadra y Aleix Espargaró, que aguantó con su Aprilia los ataques de Quartararo, que ayudan al español a recortarle algunos puntos al francés en el campeonato y a darle a la firma de Noale el liderato en el Campeonato del Mundo de Equipos.

De esta manera, salimos de Le Mans hacia la próxima cita en dos semanas a un clásico del mundial como es el Gran Premio de Italia en el circuito de Mugello con dos cosas muy claras, los fabricantes italianos se están imponiendo sobre los japoneses, con Ducati liderando el Campeonato del Mundo de Constructores y Aprilia el de Equipos. Y si el equipo Gresini consigue que la moto sea relativamente competitiva en todos los circuitos y Bastianini consigue el punto de regularidad que le falta, va a ser muy difícil que este mundial no se lo lleve “La Bestia”

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