SON COMO NIÑOS
Por Nelson Muñoz
@nelsonrafael013
Cómo la película de Adam Sandler, Kevin James, Salma Hayek y compañía, así son los peloteros que se divierten en cada momento que pisan un terreno de juego. Quizás parte de la noción de un pelotero es la diversión, tomando en cuenta la disciplina y el respeto hacia el fanático y hacia el público.
Y es que el pasado martes, con la puertas de un no hit run a favor de los Angelinos y ganando 10-0 a los Rays, el manager floridano Kevin Cash puso a relevar a uno de sus jugadores de posición, el jardinero Brett Phillips para no forzar el bullpen.
A la altura del octavo tramo, Phillips se enfrentaba a Anthony Rendon quien había fallado en cuatro turnos. Con un score tan amplio y el hecho de tener a un lanzador que no era un pitcher real, Rendón decidió pararse a la zurda, tal cual lo hacemos muchos de los que jugamos sóftbol, para divertirnos y echar broma, sin ser zurdo, ni ambidextro.
El primer pitcheo cayó bajo y en bola, para que al siguiente lanzamiento el toletero de Anaheim, viera un pitcheo muy lento, pero que caía en una zona cómoda, para hacerle swing y conectar su primer jonrón de ese lado del plato en su carrera.
El pitcheo fue a una velocidad apenas de 54 mph y llegó hasta lo profundo del center-right.
La experiencia de Rendón dejó que su swing se viera como arrastrado, pero lo suficientemente bueno para mandarla fuera del parque y ampliar la ventaja, 12-0, ya que tenía corredor en segunda.
Fue apenas el cuarto vuelacerca para Rendón de la zafra, pero llegó en un momento bueno para él, por la sequía que ha estado viviendo en este inicio.
Al final Anaheim hizo dos más y el score se estancaba 14-0. Finalmente, Reid Detmer, en su apertura 11 de por vida, apenas su segunda temporada logró trazar los 9 innings sin permitir hits, ni carreras y de esa forma, se apuntó su primer “No hit, no run”- 108 lanzamientos, un boleto y dos ponche para el novato zurdo.
Una de las premisas que buscan los psicólogos deportivos, es recordarle siempre a los jugadores que nunca deben perder el enfoque de la diversión, porque en muchas ocasiones cuando desaparece la diversión, convierten el juego en presión, las cosas no salen bien y al final, se acaban las carreras de forma prematura.
