Imola, un clásico que marcó y marcará a la F1
Por Mauro García Forti
Tras tres emocionantes carreras al otro lado del mundo, la Fórmula 1 vuelve al continente que la vio nacer. Y no podía haber elegido mejor escenario para llevar a cabo su regreso triunfal al viejo continente.
La categoría reina del automovilismo aterriza en el bello Autodromo Enzo e Dino Ferrari de Imola para disputar la tercera carrera en el trazado italiano desde que la competición retornase a la clásica pista en el año 2020, luego de un parón de catorce años desde aquella última victoria de Michael Schumacher en 2006.
A pesar de que ha sido objeto de modificaciones para favorecer los adelantamientos en los últimos años, como por ejemplo el alargamiento de la recta de meta, el circuito conserva los elementos que lo definen como uno de los más antiguos del calendario.
Cada curva tiene historia, nombres como Tosa, Villeneuve, Acqua Minerale o la infame Tamburello guardan un recuerdo para la gran mayoría de aficionados del motor. Además de esto, el recorrido mantiene las trampas de grava, elementos que cada vez son más difíciles de encontrar en un trazado moderno.
Y es que el circuito de Imola es historia viva de la Fórmula 1, una pista que albergó las más grandes gestas, como fue la magnífica victoria de Fernando Alonso en el año 2005 tras una férrea defensa en las últimas trece vueltas ante los ataques del Ferrari de Michael Schumacher, pero que también acogió uno de los fines de semana más trágicos de la historia del deporte.
Nadie puede afirmar que el Gran Premio de San Marino de 1994 no marcó un antes y un después en la categoría. En esa prueba del campeonato del mundo, la curva Villeneuve se cobró la vida de Roland Ratzenberger el sábado 30 de abril y el domingo 1 de mayo, en el peligroso curvón Tamburello perdería la vida el tricampeón del mundo Ayrton Senna, considerado como uno de los mejores pilotos de la historia. Ese fatídico GP acabaría conmocionando de tal forma a una generación, que casi treinta años después desde que ocurriese ese triste suceso, algunos integrantes de ella todavía son incapaces
de volver a ver una carrera.
Luego de estos acontecimientos, la FIA incrementó las medidas de seguridad en los circuitos con el fin de hacer de este deporte un espectáculo menos peligroso para sus competidores y espectadores.
De esta manera, contando ya desde hace tiempo con todos los estrictos requerimientos de seguridad que la FIA demanda, por fin al antiguo autódromo se le volvió a asignar un Gran Premio cuya denominación ha cambiado de GP de San Marino a GP de la Emilia-Romaña, región que sirve como hogar de las grandes firmas italianas de la industria del automóvil.
Por esta razón, Ferrari corre por primera vez este año en casa, con el objetivo de causar otro estallido de euforia de los tifosi, de los que no se espera otra cosa que causar una ‘marea roja’ de proporciones titánicas en las gradas del circuito y en las casas adyacentes al complejo, que otorgan una inusual imagen al ver a sus habitantes subirse a los tejados para ver pasar a los coches.
Además, es la primera vez este año en la que tendremos una clasificación al sprint, por lo que será vital para Red Bull vencer a su rival en su propio terreno y aprovechar los puntos extra que otorga este formato especial de Gran Premio para lograr minimizar la distancia que se ha formado en el campeonato debido a sus problemas de fiabilidad.
Así pues, con el escenario preparado y el público expectante, sólo queda esperar a que los protagonistas escriban otra página de la historia del Autodromo Enzo e Dino Ferrari